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La Mar referente Cántabro

El mar es nuestra historia que a lo largo de los siglos ha influido en nuestro pueblo, le ha servido para que pusiéramos de manifiesto nuestra cooperación en la elaboración de una historia que nos trajo alegrías unas veces y otras tristezas, que nos sirvió como elemento indispensable para nuestra economía y que guarda bajo sus olas los cuerpos de tantos y tantos guipuzcoanos que arriesgaron sus vidas y las perdieron.

El mar, ese mar que baña nuestras costas, ha sido cantado por nuestros escritores y poetas, y debiéramos acudir con más frecuencia a sus textos para no tener olvidado un pasado lleno de triunfos y lágrimas.

Volvamos la vista atrás y veremos que la primera página de la marina de la corona de Castilla fue trazada por las gentes de mar de las cuatro villas marítimas de Castilla y del País Vasco, o sea, San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo y Castro Urdiales, Bermeo, Guetaria, Fuenterrabía y San Sebastián, en tiempos de San Fernando, en la conquista de Sevilla, quebrantando a tope el puente de barcas reforzado por gruesas cadenas de hierro que había sobre el Guadalquivir, por donde recibían los sitiados socorros.

Los concejos de las citadas villas de Castilla y Vascongadas con su gente de mar, prestaron importantes y no interrumpidos servicios para la completa expulsión de la morisma desde la conquista de Sevilla hasta la de Granada; unas veces libramos batallas navales en el estrecho de Gibraltar con la de Marruecos, y siempre aprovisionando al ejército cristiano, transportando en sus naves los trigos y cebadas de Castilla.

Todas nuestras villas y Vitoria se unieron en hermandad en tiempos de Felipe IV, con objeto de dirimir sus contiendas particularmente y prosperar su comercio con unos estatutos que tienen mucho parecido a los de la Liga hanseática.

Como hecho notable, fruto de esta hermandad citaremos el Tratado de Londres que en el año de 1351 concluyeron con Enrique III de Inglaterra sus delegados Juan López de Salcedo, Diego Sánchez de Lupar y Martín Pérez de Golindan, que en representación de los pueblos del litoral cantábrico conciertan un tratado de paz y amistad por dos años con todo un rey de Inglaterra, con estipulaciones tales que no se registra otro en los tratados internacionales