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La época romántica de la vela se recuerda en un libro

'La época romántica de la navegación a vela' es el título del libro del santanderino Laurentino Ruesga, en el que se hace un repaso a este tipo de navegación al tiempo que se describen buques santanderinos como la fragata 'Don Juan'.

En la obra, Laurentino Ruesga, ingeniero jubilado de Solvay, describe el nacimiento de la vela,la época romántica de la marina a vela, los clíppers, los últimos veleros de largo recorrido, los cinco palos, el final de la navegación comercial a vela, la flota mercante española y los buques escuela.

En varios pasajes del libro se relatan costumbres y usos del puerto de Santander. Además, se indica que la fragata 'Don Juan', de matrícula santanderina, «fue uno de los barcos más interesantes de esa época. Se trataba de un hermoso buque de construcción en madera con 1.168 toneladas de registro y que fue el último velero construido en los reales Astilleros de Guarnizo; allí donde casi un siglo antes se habían construido algunos de los navíos que sucumbieron heroicamente en Trafalgar. El 'Don Juan' fue vendido por sus armadores -la familia Pombo- a unos navieros noruegos en 1891, habiendo naufragado cuatro años más tarde en un viaje a Gotteborg».

Una escuela en Laredo

En el capítulo dedicado a los buques escuelas, el libro destaca que en la época de la navegación a vela «no era común ni corriente la existencia de buques escuela. Lo más normal era el aprendizaje en las escuelas del arte de navegar, las cuales enviaban los alumnos que superaban los estudios a navegar como aprendices a los barcos (veleros, lógicamente) habilitados en los puertos a los que estaban adscritos esos centros de enseñanza.

Por ejemplo, a finales del siglo XVIII, en Santander, los buques de esa matrícula eran obligados a embarcar los alumnos que terminaban sus estudios en la Escuela Náutica de esa ciudad a razón de un alumno por cada 150 toneladas de registro que tuviera el barco».

Las escuelas podían ser particulares o sufragadas por la Administración. En 1702 comenzó a funcionar una en Laredo, «villa que en aquella época aún disputaba a Santander la capitalidad del Corregimiento de las Cuatro Villas del mar Cantábrico». Este centro de enseñanza gratuito fue fundado por el capitán de la Real Armada José Hoyos y Escalante. Más tarde, esta institución se continuaría con la Escuela de Pilotaje, «cuya fundación se debe a un gran benefactor de la villa de Laredo llamado Vicente Fresnedo». En los 19 primeros años de existencia de la escuela, se formaron 372 pilotos destinados a la Real Armada o la marina comercial española.

Fue en el periodo entre guerras, años veinte y treinta, cuando se pusieron en servicio numerosos buques escuela a vela provistos de motores diesel auxiliares. Se recuerdan los «más sobresalientes» como los españoles Galatea y Juan Sebastián de Elcano, el primero un antiguo velero italiano modificado en 1923 y el segundo construido en Cádiz en 1928.

Acompañan al texto 20 láminas a color con reproduciones de las embarcaciones más célebres que surcaron los mares. El libro, prologado por Juan Antonio Pérez del Valle, incluye un glosario de términos náuticos.