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La zona mediterránea será la más afectada por los efectos

El cambio climático amenaza seriamente a la zona mediterránea, según señala el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente. El norte de Europa, podría beneficiarse de la modificación del clima, a corto plazo, ya que el aumento de las temperaturas, entre 1,4 y 5,8 grados, producirá mejores cosechas en algunas zonas y un ahorro en la energía destinada a la calefacción. En el resto de planeta, el 'efecto invernadero' tendrá efectos devastadores en la naturaleza y en la especie humana, ya que supondrá cambios en la agricultura, la industria y las enfermedades.

Estas son las principales conclusiones de los expertos del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), dependiente del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente y la Organización Meteorológica Mundial.

El vicepresidente del IPCC, James McCarthy, dijo ayer, lunes, en una rueda de prensa que "existen crecientes evidencias" de la influencia humana en el calentamiento global y que se calcula que la temperatura de la superficie terrestre aumentará entre 1,4 y 5,8 grados en los próximos cien años.

El nivel del mar subirá entre ocho y 88 centímetros y se producirán aumentos o descensos en las precipitaciones

Una de las consecuencias directas será la subidad del nivel del mar entre ocho y 88 centímetros y se producirán aumentos o descensos en las precipitaciones de entre un 5 y un 10%.

Esta circunstancia tendrá efectos devastadores en la naturaleza y también en el sistema humano, en su salud, la agricultura, la industria, los asentamiento y las empresas aseguradoras, indicó el presidente del IPCC, Robert Watson.

En Europa, la zona mediterránea será la más afectada y sufrirá fuertes sequías e inundaciones. En el norte, la situación podría ser beneficiosa, ya que el aumento de las temperaturas haría el clima más benigno, lo que se traduciría en una mayor producción de las cosechas en algunas zonas y un ahorro en la energía destinada a la calefacción.

Las regiones mejor preparadas son Europa y América del Norte donde se dejarán notar los efectos negativos. Aunque se pueden esperar algunos resultados positivos, a corto plazo, como un aumento de las cosechas en algunas zonas o menor demanda energética para calefacción.

En cambio, la zona del mundo más sensible y frágil es la polar, donde los daños son ya visibles y los cambios se producirán más rápidamente, con la desaparición de los glaciares, la flora y la fauna.

Algunos de los ecosistemas ha sufrido ya daños significativos, que pueden convertirse en irreversibles como los glaciares o las barreras de coral

Para Latinoamérica, Africa y Asia la situación tampoco es mejor pues todas ellas son altamente vulnerables y tienen baja capacidad de reacción y adaptación a los cambios climáticos.

Algunos de los ecosistemas ha sufrido ya daños significativos, que pueden convertirse en irreversibles como los glaciares, las barreras de coral, los atolones, los manglares, los bosques boreales y tropicales, alertó Watson.

Asimismo serán más frecuentes las inundaciones, huracanes y ciclones, con sus consiguientes riesgos para la vida, la propiedad y algunos asentamientos humanos cercanos a las zonas costeras.

También aumentarán las sequías y la desertización, así como los episodios del fenómeno climático conocido como El Niño, con sus graves consecuencias para Latinoamérica.

El aumento de las temperaturas favorecerá la proliferación de mosquitos vectores de enfermedades como el paludismo o la malaria, pero también su aparición en regiones donde habían desaparecido.

Los geólogos advierten de la destrucción de los cascos helados de las montañas en Sudamérica y África

Uno de los más afectados, es el del Kilimanjaro, en Tanzania, donde la tercera parte del hielo ya ha remitido

Los casquetes de hielo que cubren las cimas y volcanes del área tropical de Suramérica y de Africa pueden desaparecer en 15 años por efecto del calentamiento global, según señalarón ayer geólogos estadounidenses. Uno de los casos más evidentes de destrucción es el del Monte Kilimanjaro, en Tanzania, que es la cima más alta de Africa y donde una tercera parte de su casquete de hielo ha remitido ya, aseguró Lonnie Thompson, profesor de ciencias geológicas de la Universidad de Ohio.

En América Latina, el caso de deterioro del hielo más estudiado es el del cerro Quelccaya de Perú, en la cordillera de los Andes del Sur. El casco helado de esta montaña se ha reducido al menos en un 20 por ciento desde 1963.

Para Thompson, que presentó en San Francisco los resultados de la investigación que él y sus colaboradores han realizado en las más importantes cadenas montañosas del mundo, el caso de los Andes en Perú está agravado por el hielo que desaguan los glaciares.

Uno de los glaciares que desciende desde lo alto de la montaña Quelccaya ha incrementado de modo notable su transporte de materiales hacia el llano, lo que denota que el hielo desciende desde la partes más altas.

"Esos glaciares son como los canarios que se utilizaban en las minas de carbón antiguamente" para detectar los gases peligrosos, señaló el experto

"Esos glaciares son como los canarios que se utilizaban en las minas de carbón antiguamente" para detectar los gases peligrosos, declaró el geólogo.

Son indicadores "de los cambios masivos que se están produciendo y una respuesta al cambio climático que experimentan los trópicos", agregó.

Los datos han sido confirmados en otros puntos del Tibet, en altitudes también cercanas a los 8.000 metros, donde las nieves son perpetuas y se dan las condiciones de frío más extremo de la Tierra.

Los cambios más drásticos por la pérdida del hielo debido al calentamiento ocurrirán en las regiones tropicales del mundo, entre los 30 grados norte y los 30 grados sur, han señalado los científicos.