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La población de algas de la Costa Brava se ha estabilizado en los tres últimos años

La población de algas de la Costa Brava se ha estabilizado en los tres últimos años e incluso, en algunos casos, ha empezado a ganar terreno. Ello se debe al crecimiento de las reservas marinas y a la mejora de calidad y transparencia del agua del mar. Estas son las primeras conclusiones de los estudios hechos en diferentes estaciones de la Xarxa de Vigilància dels Alguers de Catalunya, creada por la dirección general de Pesca Marítima de la Generalitat coincidiendo con la aparición, en 1991, de la ley que protege las especies de fanerógamas marinas. Su objetivo es controlar la evolución de la poseidonia, en constante amenaza por la contaminación y el incremento de barcos.

Submarinistas voluntarios entre una y dos veces al año efectúan inmersiones para este seguimiento. Pere Renom, del departamento de Ecología de la Universitat de Barcelona, coordina las inmersiones y la recogida e interpretación de datos. Actualmente, funcionan 27 estaciones de control en el litoral catalán, 15 de las cuales están en la Costa Brava. El cabo de Creus, Portlligat, las islas Medes, Llafranc, Palamós o cala Canyelles son puntos elegidos para estas prospecciones.

Renom advierte que el diagnóstico sobre las poblaciones de algas debe hacerse a largo plazo. No obstante, reconoce que la recesión en las praderas de la Costa Brava "se ha estabilizado en los tres últimos años". Apunta que las islas Medes, Portlligat o Ses Negres son zonas donde se ha detectado incluso una leve recuperación de estas poblaciones. Según Renom, "no es para echar las campanas al vuelo pero es un buen indicio". El hecho de que algunas de estas zonas sean reservas marinas restringidas al fondeo de embarcaciones y la mejora general del agua son los principales factores que favorecen este proceso.

La poseidonia es una especie perenne, con una importante función en el ciclo biológico marino ya que fomenta la biodiversidad en los fondos arenosos. La poseidonia fija estos fondos con sus raíces y permite la implantación de otras especies de algas, así como la de invertebrados, que constituyen un hábitat ideal para la vida y reproducción de peces.

En Tarragona, únicamente se han detectado dos puntos negros, ambos frente a Coma-ruga, en la Costa Daurada, donde la vegetación marina sigue sometida a un proceso de recesión por causas que se están estudiando todavía.

El hecho de que la mayor parte de las estaciones de seguimiento se hayan instalado en la costa de Girona obedece a que tiene una gran tradición en la práctica del submarinismo y que dispone de un mayor número de voluntarios para las inmersiones del estudio