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Roi Rodríguez gana el mundial sub 23 con una regata perfecta

El gallego se colgó el oro en el K-1 1.000 metros en Portugal con una exhibición

Roi Rodríguez (Vigo, 1990) confirmó todo lo bueno que se espera de él. Si hace un año fue campeón de Europa sub 23 viajando el coche a Francia y pagando 1.000 euros de su bolsillo por falta de apoyos, ayer en la localidad lusa de Montemor O Velho redobló su apuesta proclamándose campeón del mundo sub 23 en K-1 1.000 metros, un logro inédito en la laureada historia del piragüismo español. El tomiñés era el favorito y con nervios de acero gobernó la prueba de principio a fin. A los 500 metros ya divisaba el oro desde su kayak.

Roi firmó la regata perfecta. Partió en una calle protegida por el viento, pero el apunte apenas tuvo incidencia en una prueba en donde los favoritos tomaron posiciones desde la primera palada. Hasta los primeros 250 metros se repitió la secuencia de la igualdad entre los cuatro candidatos al oro, pero en el siguiente sector el palista del Kayak Tudense destrozó la carrera al conseguir una amplia ventaja. Le restaba el empujón final para hacerse con el puesto más alto del podio, y aunque el australiano Billy Bain lo intentó, acabó a casi dos segundos de un vencedor que en ningún momento se puso nervioso, sino que gobernó con la madurez de un veterano toda la prueba. Superada la meta, Roi había firmando una carrera sin un solo error. El mismo guion que le llevó a la final en la dos series anteriores.

«Salió una regata tal y como la había previsto. La planifiqué así y fue exactamente como sucedió», comentó el tomiñés, al tiempo que confirmaba que en ningún momento notó la sensación de presión: «No sentí la presión de ser favorito, no me pongo nervioso por esas cosas. Sabía exactamente lo que tenía que hacer».

Discípulo de Esteban Alonso -que confiesa que lo vio magnífico en la final- y Manuel Pedrares en el Tudense, Roi apunta alto desde el primer día. Es uno de los diamantes en bruto de la factoría a orillas del Miño y uno de los candidatos a liderar la nueva hornada de palistas gallegos a nivel internacional a nivel absoluto en un futuro no demasiado lejano.

A repetir en el k-4

Porque Roi, competitivo y combativo a partes iguales, con un talento innato para el piragüismo y con una capacidad nada común para adaptarse a cualquier tipo de circunstancias sobre el agua, no solo va como un tiro en barcos individuales, sino que también es un baluarte en los colectivos. Lo querrá demostrar esta tarde en la final del K-4 1.000 metros, en donde el equipo español también tiene claras opciones de medalla después de clasificarse para la batalla definitiva en la primera criba sin necesidad de pasar por al semifinal. El gallego alberga la esperanza de poder volver con dos oros a casa: «Tengo buenas sensaciones, pero hay que hacerlo en el agua, y aunque es complicado, no descarto nada. Hay que tener en cuenta que la modalidad de barcos de equipo siempre es muy compleja».

Con o sin segunda medalla, a última hora del día de hoy le espera un recibimiento de órdago en Tomiño, la localidad que siempre ha estado pendiente de un palista que promete muchos días de gloria.