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XXII Volta a Dragonera en Piragua

La Associació Esportiva Voltors-OJE, organizadora de la XXII Volta a Dragonera en Piragua, sostiene que el operativo de rescate funcionó correctamente y afirma que la tormenta fue "inesperada".

Cerca de un centenar de piragüistas participantes en la XXII Vuelta a Dragonera, de los 742 inscritos, volcaron el pasado domingo debido a los fuertes vientos. Los equipos de salvamento aportados por la organización pudieron rescatarlos a todos y afortunadamente no se produjeron heridos. El “susto” para muchos fue enorme, ya que los vuelcos se produjeron casi al mismo tiempo, al llegar las rachas más fuertes de viento entre las 9.30 horas y las 10 horas.

Por un momento, parecía que las más de 30 barcos de rescate serían insuficientes para los 100 participantes que estaban dispersos en el mar, pero prontó se vio que sólo era cuestión de esperar unos minutos hasta que se les ayudaba a subir a las embarcaciones de acompañamiento y rescate.

Desgraciadamente, ya que volcaron los cien participantes casi al mismo tiempo, no hubo más remedio que dejar muchas piraguas en el mar, dando prioridad a la recuperación de las personas. Muchas de esas piraguas fueron recogidas posteriormente por la organización y trasladadas a sus locales en Palma. Se espera que en los próximos días se puedan devolver a sus dueños las embarcaciones recogidas durante toda la tarde del domingo, aunque algunas de las piraguas no pudieron ser recuperadas por haberse hundido o estar ya demasiado lejos.

Se dio la salida con buen tiempo y buena previsión

A las 8.30 horas del domingo la organización envió dos barcos a inspeccionar la zona de Dragonera. Ambas comprobaron que se estaba confirmando el pronóstico de “Fuerza 2 a 3 de Levante”. Esto dejaba la Dragonera con la mar en calma. Con esta información se dio la salida normalmente a las 9 horas, como se viene haciendo desde hace 22 años.

Los participantes tomaron rumbo norte en dirección al Cap de Tramontana de Dragonera. Como es habitual, la organización les recomendó que en caso de duda no dieran la vuelta al islote, sino que se dirigieran al Port de Dragonera. A las 9.15 horas la dirección de la organización alcanzó con una embarcación la cabeza de la prueba, que ya estaba en el Cap de Tramontana. En apenas 15 minutos el viento pasó de Levante a Norte fuerte.

Vista la situación, el equipo de dirección decidió abortar la prueba a las 9.30 horas, comunicándolo por radio a las 30 embarcaciones de asistencia y la Guardia Civil del Mar, que también estaba físicamente en ese momento en el Cap de Tramontana y que formaba parte del equipo movilizado cada año por la organización.

La patrullera, a requerimiento de la dirección de la prueba, se interpuso entre los participantes y el Cap de Tramontana, y alertó por su megafonía que la prueba había sido suspendida y que era preceptivo refugiarse en el puerto de Dragonera hasta que remitiera la tormenta.

La mayoría de los participantes puso entonces rumbo a este pequeño puerto y allí se quedaron un tiempo, mientras el viento aumentaba, llovía y tronaba. Por su parte, varias embarcaciones de la organización siguieron a los participantes que ya había doblado el cabo. De esas aproximadamente 100 embarcaciones que doblaron el cabo de Tramontana y daban la vuelta a Dragonera sin haberse percatado de que se había suspendido la prueba, unas 20 personas debieron ser rescatadas y llevadas al Puerto de Dragonera.

Una vez dejados en el Puerto de Dragonera los 20 rescatados en la primera fase, los barcos de la organización, que incluyen Protección Civil, Guardia Civil y voluntarios, todos ellos convocados cada año por si ocurre una situación así, se emplearon a fondo para rescatar a decenas de participantes que no quisieron esperar en Dragonera e intentaban cruzar en dirección a San Telmo.

Muchos quedaron en Dragonera por no tener 5 euros

Una embarcación tipo “golondrina” se negó a cruzar en un sentido u otro a los participantes que no tuvieran 5 euros para pagar su pasaje. La organización intentó sin éxito negociar el pago a posteriori con los responsables de la embarcación de pasaje, pero resultó imposible la negociación y sólo cruzaron a los que pagaban, sin tener presente que algunos habían perdido sus piraguas con su documentación, llaves, teléfonos, y dinero. Afortunadamente hubo mucha solidaridad entre los participantes y los que tenían todavía dinero pagaron el pasaje de 5 euros a los que habían perdido sus carteras.

Mientras se vivía esta situación en el Port de Dragonera, la organización, con sus 30 embarcaciones, recogía a los participantes que intentaban cruzar el canal en mitad del temporal. Eran aproximadamente las 11 horas. En plena tormenta, no parecía que había 700 piraguas y 30 embarcaciones de rescate, ya que, además, la visibilidad en algunos momentos fue muy escasa debido a la lluvia y el viento.

La organización dispone cada año de 35 barcas entre voluntarios e instituciones

Los voluntarios con sus barcas particulares recogieron a todos, ayudados por dos agentes de la Guardia Civil y tres de Protección Civil. La eventualidad había sido planificada previamente, por lo que se pudo rescatar a todos.

Ciertamente, la mayoría consiguió hacer el recorrido por sus propios medios, unos 600. Sin embargo, los que por una u otra razón volcaron tuvieron que ser rescatados, pasando un muy mal rato. Lógicamente, cuando uno ha volcado y tiene que esperar en mitad de un temporal a que lo vengan a buscar, los minutos se le hacen horas. La organización se desvivió para ser lo más rápida posible.

Curiosamente, lo que más retrasó el rescate fue el hecho de que muchos participantes no querían abandonar su kayak en el mar. Afortunadamente, todos estuvieron a salvo a las 11.30 horas. A las 12 horas, cuando se comprobó reiteradamente que no quedaba nadie en el mar, las barcas de la organización empezaron a trasportar a participantes de Dragonera a San Telmo y se inició la recuperación de las piraguas abandonadas. Al mediodía el sol apareció y el mar se calmó.

Conclusión

En definitiva, una tormenta inesperada que apenas duró dos horas “cortó” la flota de piraguas, arrastrando al agua a una sexta parte de los participantes. Se cumplió el protocolo y el sistema de rescate funcionó.

Sin ninguna duda, rescatar a 100 personas dispersas en el mar en plena tormenta y en menos de una hora es la prueba de que el rescate estaba adecuadamente planificado. El mar, y más aun el Mediterráneo, es imprevisible al 100%, y lo único que se puede hacer en estos casos es estar bien preparados y responder a la naturaleza con calma, energía y seguridad.