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Axi Muniain, en los Oscars del surf

Axi Muniain aguarda impaciente en Los Ángeles el inicio esta próxima madrugada de la entrega de los premios XXL Billabong a las olas más grandes surfeadas en el último año.

En 2006 le tocó el turno al tándem formado por Ibon Amatriain y el oriotarra Mikel Agote, y un año después al propio Axi Muniain por una gigantesca ola surfeada sin ayuda de moto acuática en Playa Gris. Hoy será distinto. Es finalista en dos categorías, algo que ningún otro surfista había logrado hasta la fecha. Axi Muniain optará al premio a la ola más grande surfeada con ayuda de moto acuática en el último año y también a la ola más grande que se ha cogido sin ayuda externa, o lo que es lo mismo, a paddle. Ambas montañas de agua están surfeadas entre Hendaya y Ciboure, en una rompiente de roca a trescientos metros de la línea de costa que recibe el nombre de Belharra. Se surfearon los días 9 y 16 de enero. Muniain -ganador del circuito vasco de surf DV 2008- no lo tendrá fácil para conseguir los 15.000 dólares que se entregan al ganador de cada categoría, pero, a decir verdad, el simple hecho de codearse con los mejores tamañeros del mundo puede considerarse un éxito rotundo.

Equipo de surfistas profesionales

El zarauztarra compite con equipos de surfistas profesionales capaces de trasladarse a cualquier punto del planeta en busca de la ola más grande. Son surfistas respaldados por motos acuáticas, fotógrafos, cámaras e incluso helicópteros. A nadie le sorprendería que el premio Monster paddle fuera a parar a cualquiera de las tres olas cogidas en Maverick's (California) y que el XXL recayera bien en Grant Baker o en Mathews.

Una tabla con plomos

Pero frente al poder del talonario, Axi Muniain es de los que agudiza el ingenio. Para ser el primer surfista en la historia en coger la ola de Belharra sin ayuda externa diseñó una tabla de surf con plomos en la parte delantera que actúan de contrapeso.

Póngase por un momento en la cresta de ola. En ese punto en el que la ola empieza a romperse y bajo los pies se adivina un precipicio de quince metros. No hay fuerza humana capaz de darle el último impulso a la tabla que permita lanzarse por la pared de la ola. Si a eso se le suma el viento en contra, las dificultades se acumulan. Otra cosa bien distinta es cuando el surfista es remolcado por la moto acuática. Axi Muniain quiso ir más allá, pese a la poca confianza que tenían en él los franceses habituales de la ola. Lo daban por imposible. Nadie sería capaz de surfear Belharra con la única ayuda de los brazos. No al menos mientras no se inventaran otro tipo de tablas o no se avanzara en la mejora de los materiales. Pero Muniain lo logró, no sin dificultades.

Construyó una enorme tabla de surf (12''6') a la que adosó en su nervio una guía de cortina en la que sujetar los plomos. Como lo oyen: una tabla con plomos regulables. Los kilos de más -unos 2,5- que le proporcionaron los plomos situados en la parte delantera de la tabla ejercieron de contrapeso y Muniain rompió una barrera. «No hay como luchar y creer en algo para lograrlo», dice el protagonista.
Fuente: Diario Vasco