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Entrevista a Alex Pella · Premios Nacionales de Vela Terras Gauda

Entrevista a Alex Pella · Premios Nacionales de Vela Terras Gauda

Alex Pella es uno de los mejores navegantes de su generación. Hay quien dice que aprendió a navegar antes incluso que a andar, y que el azul de sus ojos tiene un poco de los azules de todos los mares del mundo por los que ha navegado, que no son pocos. Nacido en una familia de regatistas profesionales, lleva prácticamente toda su vida subido a un barco. Ha dado la vuelta al mundo en velero y cruzado el Atlántico hasta en quince ocasiones. Acumula trofeos de todo tipo, pero aún aspira a conseguir uno de los que más desea, el de la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario sin escalas ni asistencias. Todo un reto deportivo, de superación y supervivencia para el que el “Diable Espagnol” lleva años preparándose.

Regatista oceánico, navegante en solitario, Diable Espagnol, amante del mar y la aventura… ¿Quién es Alex Pella y cómo le gusta que lo definan?

 

Pues sinceramente, es difícil definirse uno mismo…Pero creo que hay un poco de todo eso. A mí me gusta el mar, las regatas oceánicas, y me apasiona la navegación en solitario.

 

Lo de “Diable Español” vino en mi etapa en la Clase Mini 650, cuando conseguí dos podios y una victoria de etapa en la mítica Mini-Transat. Creo que a día de hoy aún soy el único no francés con esos resultados y la verdad es que cuando me recuerdan lo de el “Diable Español” me trae muy buenos recuerdos. Espero volver a reeditar eso este año en la “Route du Rhum” y llegar lo más adelante posible a Guadalupe.

 

 

 

Has nacido en una familia de regatistas, en la que prácticamente todos están relacionados de una forma u otra con el mundo de la náutica, ¿cómo ha influido esta realidad en sus cualidades de navegante?

 

En casi todo. En mi casa todo el mundo navega. Ni mis hermanos ni yo tenemos conocimiento de cuando empezamos a navegar. Para mis padres lo normal es salir al mar en familia y pasar los fines de semana y las vacaciones estivales embarcados en el barco familiar.

 

Más tarde, con mis hermanos, cuando fuimos creciendo empezamos a integrarnos en equipos de regatas profesionales, casi siempre por nuestras cualidades de “manitas” y “de buenos marinos” más que de grandes regatistas. Y allí empezamos a formarnos, primero técnicamente y luego, en cuanto nos surgió la oportunidad, deportivamente. Por lo que mi formación es más de “astillero” que de “centro de alto rendimiento”.

 

En la etapa del Mini 650, por la falta de medios, te apoyas mucho en la familia y los amigos. Ahora con el tiempo me doy cuenta que yo tuve la suerte de tener un entorno fantástico en ese sentido. Está claro que yo nunca hubiese llegado a nada solo, sin la ayuda y experiencia de mis hermanos David, Borja, y Nacho. Nuestro amigo Luis Guervós también tiene mucha culpa ello y fue una suerte poder contar con él todos esos años.

 

El 2013 fue, sin duda, un gran año para ti. Primer puesto en la regata de Vuelta a Europa “Route des Princes” y segundo puesto en la regata Transoceánica “Transat Jacques Vabre”. ¿Cómo valoras estos éxitos?

 

El pasado año fue fantástico. Integré el equipo Francés del Maxi-Trimarán “Prince de Bretagne 80”. Nunca había navegado antes en estos fantásticos barcos, y navegar en promedios de casi 30 nudos durante 24 horas en mar abierto es algo increíble. La forma de navegar de estos barcos es absolutamente diferente a todos los barcos en los cuales había navegado anteriormente.

 

Además, compartir equipo con gente como Lionel Lemonchois, Fred Le Petrec y Jean luc Nelias es un autentico lujazo. Tengo que darle las gracias especialmente a Lionel, por haberme llamado y darme esa oportunidad, porque es muy difícil para un español llegar a formar parte de una tripulación en un Maxi-Trimarán oceánico.

 

Luego salte al “TALES II”, un Class 40 integramente español y de un nivel extraordinario. Armado por Gonzalo Botín, diseñado por su hermano Marcelino, construido por Ximo Lopez, y con la dirección técnica y deportiva de Antonio Piris…casi nada!! Corrimos con gran éxito la Transat Jacques Vabre con Pablo Santurde, y pese a nuestra parada en Coruña para reparar nuestros maltrechos timones, conseguimos acabar segundos, en el primer año del barco.

 

Creo que puedo decir que fuimos la sensación de la regata. En Itají, puerto de llegada, pasaron por el barco todos los mejores regatistas oceánicos, pidiendo poder visitarlo y haciendo todo tipo de preguntas sobre el diseño, la construcción, los modos de conducción y trimados…Un éxito total. Creo que nunca un barco 100 por cien español e integrado en su totalidad por españoles había llegado tan arriba en una regata de este tipo, casi siempre dominadas por franceses e ingleses.

 

Todos te conocen por tu faceta como navegante, pero lo cierto es que también hiciste tus pinitos en el mundo del cine, como patrón y asesor en temas de maniobra y navegación del Imoca 60, donde se grabaron algunas de las secuencias de la película “En solitario”. ¿Cómo valoras tu experiencia cinematográfica? ¿Te gustaría repetir?

 

Para mí fue una sorpresa y un honor que llamasen a un español para llevar todos los temas marítimos y patronear el barco en una película sobre la regata de Vuelta al mundo en Solitario “Vendée Globe”. Sin duda fue una experiencia increíble, diferente a todo lo que venía haciendo en los últimos años, y muy enriquecedora.

 

Estuve trabajando en este proyecto seis meses muy intensos, con una gran presión y responsabilidad. No tenéis más que ver los videos del making of que hay en Youtube para valorar lo que fue ese rodaje. 50 días de mar, con 9 horas en el agua cada día, y con 18 tripulantes con todo su material de trabajo en un barco pensado para navegación en solitario. ¡Eso si que fue una aventura!

 

Estas súper producciones (de 17 millones de euros) exigen un calendario muy apretado, y en el mar lo que mandan son las condiciones meteorológicas y el patrón del barco, que en este caso era yo. Eso hizo que tuviese mucha responsabilidad, por la seguridad y la viabilidad del proyecto.

 

Tuve mucha suerte porque Jean Cottin, el productor, y François Cluzet, el actor principal, confiaron plenamente en mí a la hora de tomar decisiones y hasta donde llevar los limites de rodaje. Sinceramente fue una gran experiencia, pero no sé si repetiría.

 

Volviendo a la navegación de competición, entre tus próximos retos está la décima edición de la Ruta del Ron, una travesía transatlántica en solitario de más de 3.500 millas, ¿cómo se prepara uno física y psicológicamente para participar en una prueba de este tipo?

 

Físicamente cuanto más en forma este mejor, lo que pasa es que por la falta de medios yo no dispongo de un equipo completo y tengo que hacer un poco de todo. Navegar para entender el barco, saber dónde están los limites, y saber un poco de todo, de electrónica , informática, cabullería, velas, composite, energía…porque luego en la regata estoy completamente solo y tengo que saber desenvolverme ante cualquier situación.

 

Lo cierto es que trato de estar en forma, haciendo vida sana y un ejercicio aeróbico al día. Voy a correr, o al gimnasio o saco la tabla de windsurf. Esto último es, evidentemente, lo que más me gusta. Psicológicamente, pues lo mismo. Lo ideal es salir a estas regatas descansado, y con los deberes hechos.

 

Yo además me motivo pensando que quizás sea la última regata que haga, por la dificultad que tiene encontrar recursos para llegar a preparase a este nivel. Estamos hablando de tratar de ganar regatas históricamente dominadas por franceses e ingleses, y hacerlo desde España.

 

La Ruta del Ron es tu próxima gran cita con las regatas, pero las miras las tendrás puestas ya en la Vendée Globe 2016-2017, uno de tus sueños desde niño. ¿Crees posible participar en esa edición? ¿Cómo va el tema de los patrocinios?

 

Sí, está claro que participar en la Vendée Globe es mi objetivo. En la pasada estuve muy cerca. Era substituto del patrón francés Kito de Pavant, con el barco “Groupe Bel”, y estuve navegando con ellos toda la temporada, calificándome para la Vendée Globe 2012. Después además hice la película “En Solitario”, así que estuve muy cerca.

 

Para la próxima edición estoy, de momento, pre-inscrito. Me falta encontrar patrocinadores y estoy trabajando en ello. Esta es sin duda para mí la tarea más difícil. Y sé que además el momento no acompaña, pero voy paso a paso. Ahora, por lo pronto, tengo delante la Route du Rhum, y voy a intentar ir a por ella.

 

El próximo mes de septiembre recogerás en Baiona el premio al Mejor Navegante Oceánico 2013 en el marco de los Premios Nacionales de Vela Terras Gauda que organiza el Monte Real Club de Yates. ¿Qué significa para ti este reconocimiento?

 

Es muy bonito para mi volver a recoger este premio. Fui nombrado “Mejor Navegante del año 2003” por mi podio en la mítica Mini-Transat en mi primera participación, que fue además el primer podio para España en una regata Transoceánica en Solitario.

 

Ahora, volver a recibir este premio del Monte Real Club de Yates, 10 años después, es un orgullo y un honor, por todo lo que he vivido y navegado estos años. Sinceramente tengo que darle las gracias al Monte Real y a todos los que me han apoyado durante estos años en mi carrera.

 

 

Un libro… “Cañamin, un viaje inesperado”

 

Una película… “En Solitario”

 

Un disco o canción… “Valiente”, de Vetusta Morla

 

Un recuerdo inolvidable… El principio de mi carrera deportiva, en la Clase Mini, con mis hermanos, amigos. Es una clase donde reina el compañerismo y el ambiente marino.

 

Un momento de miedo… En mi primera gran regata transoceánica, yendo tercero, casi pierdo el palo a 200 millas de la llegada…fue horrible.

 

Un barco… El “Pepus IV”, un puma 34 de 1976, en el pasábamos las vacaciones de verano y corríamos las regatas de club con mis padres y hermanos.

 

Un lugar para navegar… Sariera, una cala de Begur, en la Costa Brava. Es nuestro pueblo de veraneo y navegábamos en todo lo que flota! Optimist (versión crucero, con remos, equipo de pesca…), windsurf, patín catalán, hobbie cat…

 

Un lugar para fondear… Cala Tuent, en la costa norte de Mallorca, entre Sóller y Cabo Formentor. Era nuestro principio y fin de las vacaciones a bordo del “Pepus IV”, y un poco un rincón secreto en los años setenta y ochenta.

 

Una sensación en el mar… Sentir el agua pasar debajo de los pies…y sensación de libertad.