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En la Route du Rhum ya no hay “praos”

En la Route du Rhum ya no hay “praos”

Para Michel Etevenon, creador de la Route du Rhum, la transatlántica de la libertad, en esta regata tienen cabida monocascos y multicascos sin restricciones de tamaño.

La reina transatlántica. Desde su primera edición en 1978, la Route du Rhum se ha convertido en “la regata transatlántica” entre los navegantes oceánicos solitarios de cualquier lugar del mundo. En los últimos 36 años, se celebra cada cuatro años, se ha podido ver la evolución de los veleros, en especial los multicascos, tanto catamaranes, trimaranes y praos.

 

Parte de la magia de la Route du Rhum estriba en el propio recorrido de esta regata de 3.500 millas entre el puerto francés de Saint-Malo y el caribeño de Point-a-Pitre en isla Guadalupe; zarpando en el mes de noviembre, a finales del otoño, llegando un mes más tarde al Caribe, donde todos luce mucho más, más sol, más luz, más templada el agua, más y mejor vida terrenal. De alguna manera siempre ha implicado llegar al paraíso tropical.

 

Y el que en la primera edición un pequeño trimarán de 12 metros de eslora (“Olympus foto” de Mike Birch) ganase a un gran monocasco de 21 metros (“Kriter V” de Michel Malinovsky) fue lo que despertó todo el ingenio de los patrones y arquitectos navales para poner en la línea de salida el velero más radical para ser el primero en la llegada. En las últimas tres décadas se han logrado registros inimaginables, y cada vez las embarcaciones son más rápidas (monocascos y multicascos), pero también más seguras.

 

 

Ya no hay “praos”. Menor superficie mojada para navegar más rápido. Con esa teoría, e inspirados en las embarcaciones polinesias, los navegantes oceánicos se lanzaron a la construcción de los “prao”; un catamarán pero con los dos cascos de diferente tamaño, de alguna manera es como si a un trimarán se le amputase uno de los flotadores laterales.

 

En los años 80 y 90 se pudieron ver en la línea de salida de la “Rout du Rhum” diferentes “prao”; siendo un exponente los creados por el navegante Guy Delage con los: “Funambule”, “Rosières” y el “Montpellier-Languedoc-Roussillon.

 

“Funambule” fue el primer de regata de Guy Delage, botado en 1980, de 17 metros de eslora y 8.2 metros de manga, aparejado con dos mástiles y construido en sandwich de poliéster y d´Airex. Velero con el que logro buenos resultados, ganador de la New York – Brest en 1981, pero con el que no participo en la Route du Rhum.

 

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Sería en la “Route du Rhum” de 1982 cuando Delage se presentase en Saint-Malo con su primer “prao” revolucionario “Rosières”. Los cascos fueron construido en sándwich de poliéster y los brazos de unión en aluminio; con una eslora de 18 m, 21 m. de manga (espectacular el ancho), un peso de 5.5 toneladas y 240 m2 de superficie vélica. Muchos ojos estaban pendientes de este “prao”, había muchas incógnitas las cuales no tardaron en despejarse; nada más darse el cañonazo de salida el “Rosières” se plegó por un fallo en el piloto automático (utilizaba un sistema de poleas para modificar la posición longitudinal del flotador) y se hundió porque los cálculos del arquitecto naval Gilles Ollier resultaron ser erróneos.

 

A pesar de este duro golpe Delage siguió en el desarrollo de un nuevo prao, y su último invento fue el “Montpellier-Languedoc-Roussillon”. Si cabe más radical que el “Rosières” en lo relativo al plano vélico pero con los brazos entre el casco principal y el flotador rígidos (21 m. de eslora y 15 m. de manga). Casco, flotador y brazos de unión se construyeron en sándwich de Viniléster – Airex con espuma de metacrilato. Y el mástil en sándwich de carbono, epoxi y nido de abeja.

 

La parte más innovadora fue lo relativo al plano vélico, el mástil y las velas descansaban sobre una estructura pudiendo girar todo el conjunto sobre sí mismo. Este nuevo diseño de Delage fue realmente revolucionario, durante las primeras pruebas fueron impresionantes pero la rotura de una pieza que provoco se desarbolase fue determinante para que el principal patrocinador, el ayuntamiento de Montpellier, tomase la decisión de cancelar el proyecto por cuestiones políticas, la situación electoral no le era favorable al partido en el poder y el “Montpellier-Languedoc-Roussillon” acabo siendo desguazado discretamente.

 

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A la pregunta: ¿Por qué no se ha vuelto a intentar construir nuevos “prao?; pues está claro que el diseño de los nuevos trimaranes oceánicos ha evolucionado tanto que ahora la cuestión no es tener la menor superficie mojada en los cascos; sino el control de poder navegar solo con los “foils” de las derivas y timones, donde la superficie mojada es mínima .

 

c) Dury Alonso