Portada ›› Náutica ›› Clubes-Puertos Dep. ›› El Club Náutico de Altea lleva 15 años a la espera de que se renueve la concesión que garantice su futuro

El Club Náutico de Altea lleva 15 años a la espera de que se renueve la concesión que garantice su futuro

El Club Náutico de Altea lleva 15 años a la espera de que se renueve la concesión que garantice su futuro

Después de 38 años de historia, el futuro del Club Náutico de Altea es incierto. La institución lleva nada menos que 15 años a la espera de que las autoridades autonómicas renueven la concesión administrativa que le permitió en 1977 iniciar sus actividades deportivas y sociales en la localidad de la comarca de la Marina Baixa.

La incertidumbre y el desconcierto es total; tanto socios como integrantes en la Junta Directiva del Club califican la situación de “insostenible”, preparan acciones reivindicativas y anuncian medidas para presionar a las autoridades a poner solución a un tema “que se ha alargado ya demasiado en el tiempo”.

Desde 1977, la demanda social de las instalaciones del CN Altea y su programación deportiva y social anual ha ido 'in crescendo' exponencialmente, pero los responsables topan ahora con una institución que se confirma como un verdadero “muro” infranqueable: la Generalitat Valenciana.

 

Fue el gobierno central quien otorgó la concesión administrativa al Club Náutico de Altea en el año 1977 por un periodo de 20 años. Todo fue sobre ruedas hasta que las competencias sobre puertos las asumió la comunidad autónoma, a cuya Conselleria de Infraestructuras corresponde renovar esa concesión, que expiró hace 15 años. Los integrantes del Club llevan todo ese tiempo reclamando a las autoridades que resuelvan la situación, pero por toda respuesta obtienen renovaciones parciales, limitadas en los últimos ejercicios a periodos mensuales. “Silencio, silencio, largas y largas, una y otra vez. Es una burla tras otra, y ya está bien”, señala la directiva.

 

Esta situación sume en la incertidumbre a usuarios, trabajadores, familiares y directivos del club, que preside el abogado y economista José Román Zurutuza Reigosa desde 1998.

 

La concesión está sujeta a un proceso de renovación negociada que se alarga sin explicación durante lustros, dejando en la más absoluta indefensión al club, que ni siquiera puede ejecutar las necesarias obras de mantenimiento de las instalaciones, que se deterioran año tras año, condenándolo a muerte. Dependencias obsoletas llevan a la degradación, y suponen un freno a la hora de poner en marcha nuevas iniciativas. “La inoperancia de la Administración nos afecta de forma directa, y tenemos que reaccionar”.

 

El Club Náutico de Altea, sociedad sin ánimo de lucro, destaca por la promoción de deportes náuticos en todas sus modalidades, por una gestión medioambiental reconocida a todos los niveles, por una función social fuera de toda duda, y por su aportación a la promoción turística del municipio.

 

De nada han servido los contenciosos y recursos administrativos que periódicamente se plantean reclamando la renovación. Tampoco parece importar a las autoridades autonómicas el destino de los más de un centenar de puestos de trabajo directos e indirectos creados por el Club Náutico, con excelentes profesionales y empresarios de la náutica que allí realizan su labor, ni la opinión de una masa social de más de 1.000 personas, o los 38 años de obra social, dedicación, construcción y mantenimiento de instalaciones náutico-deportivas, obras de mejoras, organización de competiciones deportivas, defensa del medio ambiente y exigentes niveles de calidad en el servicio.

 

RENOVACIONES POR ‘GOTEO’

 

La concesión administrativa concedida por el Estado al Club Náutico de Altea finalizó en septiembre de 2000. Desde entonces, las instalaciones portuarias han funcionado a golpe de autorizaciones administrativas que se han renovado semestralmente hasta septiembre de 2006, fecha en que la Conselleria, de forma inaudita, comunicó oficialmente que a partir de entonces la renovación se tramitaría mes a mes, generando la lógica incertidumbre y desazón en los trabajadores, sus familias y los socios.

 

Todos los beneficios del Club Náutico de Altea se reinvierten en la propia entidad para el pago de nóminas, mantenimientos conservación, y la promoción del deporte base. Comenzó por voluntad de la sociedad civil, que se organizó para dar cobertura a la demanda de unas instalaciones para albergar pequeñas embarcaciones de recreo y de pesca, y para la promoción de los deportes náuticos. El Club, desde su constitución, paga el canon correspondiente por la concesión administrativa, y es riguroso en satisfacer los impuestos.

 

Su carácter social ha posibilitado la promoción del turismo náutico y las actividades deportivas, actividad que corre serio peligro de desaparecer si no se renueva la concesión.