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FAO alerta de la situación crítica del agua en el Mediterráneo

La lucha por los escasos recursos acuíferos en la cuenca mediterránea se acrecentará en las próximas décadas y la actual escasez de aguas empeorará gravemente, según un nuevo estudio publicado por el Programa internacional para la investigación y la tecnología sobre riego y drenaje (IPTRID).

El organismo, acogido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), explica como de entre los 21 países declarados sujetos a escasez de aguas, 12 se encuentran en la región de Oriente Próximo y muchos de ellos son países mediterráneos. "A pesar de la escasez de este elemento, el derroche de agua es una práctica difusa", dice el informe. "En la región mediterránea la agricultura se considera el sector donde se puede ahorrar más volumen de agua", prosigue el IPTRID. El 80 por ciento de la demanda total de agua corresponde a la agricultura pero se utilizan grandes cantidades de agua de forma inadecuada. Los 11 países que analiza el informe se encuentran en Oriente Medio y en el Norte de África. El riego juega un papel fundamental en la producción agrícola de la zona, dice el informe. La superficie total de zona de regadío en la región pasó de 6 millones a 8 millones de hectáreas entre 1960 y 1980, y en la actualidad ronda los 11,8 millones de hectáreas. El informe incluye estudios de casos de iniciativas de conservación de aguas en cinco países. El IPTRID sostiene que los países del Mediterráneo se han beneficiado en el pasado de los progresos tecnológicos en el regadío y que muchos países de la región han desarrollado, a nivel local, buenas estrategias para reducir la demanda de agua. " Sin embargo, las carencias en la puesta en práctica y en la gestión han reducido seriamente las expectativas de ahorro de agua y el aumento de la productividad". El informe invita a una forma de regadío flexible y en sintonía con los agricultores y critica el hecho de que algunos países sigan distribuyendo agua de forma rígida y laboriosa, calculando las exigencias de agua por cada cultivo de cada explotación. El informe subraya la importancia de la transferencia de ordenación de riego y sugiere programas públicos de ahorro de aguas, incentivos para que los agricultores modernicen sus sistemas de riego y una implicación más fuerte del sector privado.