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La pesca marina pierde cada año 50.000 millones de dólares

Un nuevo informe del Banco Mundial y la FAO denuncia “los millones hundidos”

Las pérdidas económicas de la pesca marina derivadas de una mala gestión, la ineficacia y la sobrepesca alcanzan la asombrosa cifra anual de 50.000 millones de dólares EE.UU, según un nuevo informe del Banco Mundial y la FAO publicado hoy. Sumadas a lo largo de las tres últimas décadas, las pérdidas supondrían un total de más de 2 billones de dólares, una cifra similar al del PIB de Italia.

 

El estudio Los miles de millones hundidos: justificación económica de una reforma de la pesca, realizado de forma conjunta por ambas organizaciones, defiende también que una pesca marina bien gestionada podría transformar estas pérdidas en beneficios económicos sostenibles para millones de pescadores y habitantes de las comunidades costeras.

 

“La pesca sostenible necesita voluntad política para reemplazar los incentivos para la sobrepesca con incentivos para una administración responsable”, señaló Kieran Kelleher, Jefe del Grupo de Pesca del Banco Mundial. “No se trata solo de barcos y pesca –añadió-. Este informe proporciona a los responsables de la toma de decisiones los argumentos económicos para afrontar las reformas necesarias”.

 

El fortalecimiento de los derechos de pesca puede proporcionar a los pescadores y sus comunidades los incentivos para pescar de una forma que sea eficiente a nivel económico y responsable a nivel social. El abandono de los subsidios que apoyan el exceso de capacidad y esfuerzo de pesca mejorará su eficiencia. Una mayor transparencia en la asignación de los recursos pesqueros y una mayor rendición pública de cuentas sobre la gestión pesquera y la salud de las poblaciones de peces ayudará a las iniciativas de etiquetado ecológico a certificar a las pesquerías sostenibles.

 

Según el informe, la mayor parte de las pérdidas se produce principalmente de dos formas:

 

En primer lugar, las reservas de peces agotadas significan que hay menos peces para capturar, y por lo tanto, el coste de encontrarles y capturarles es mayor de lo que debiera. Segundo, la sobrecapacidad de la flota significa que los beneficios económicos de la pesca se desperdician debido a las inversiones y costes de operación excesivos.

 

El estudio insiste en que la cifra de 50.000 millones representa una estimación conservadora, ya que excluye las pérdidas de la pesca recreativa y del turismo marino, así como aquellas derivadas de la pesca ilegal.

 

Exceso de capacidad pesquera

Mucho antes de la subida de los precios del combustible en 2008, la salud económica de la pesca marina a nivel mundial estaba ya en declive.

 

La construcción de flotas pesqueras, el despliegue de tecnologías pesqueras cada vez más potentes y el incremento de la contaminación y la pérdida de hábitat ha llevado al agotamiento de las poblaciones de peces en todo el mundo. Las capturas marinas mundiales han permanecido estancadas durante la última década, permanecido en unos 85 millones de toneladas anuales.

 

Mientras tanto, la productividad de las pesquerías -medida en términos de capturas por pescador o por barco de pesca- se ha reducido, incluso si la tecnología pesquera ha avanzado y el esfuerzo de pesca se ha incrementado.

 

“Existe una enorme sobrecapacidad en la flota pesquera mundial”, advirtió Kelleher. “El exceso de flotas compitiendo por unos recursos pesqueros limitados resulta en el estancamiento de la productividad y la ineficacia económica”.

 

Si se recuperasen las poblaciones de peces a nivel mundial, las capturas de las pesquerías marinas actuales se podrían realizar con aproximadamente la mitad del esfuerzo de pesca realizado hoy, según el informe.

 

Bajo rendimiento y costes ocultos

Según la FAO, más del 75 por ciento de las poblaciones mundiales de peces se encuentran totalmente explotadas o sobreexplotadas.

 

Pero la atención al estado de las poblaciones de peces ha oscurecido la cuestión de la salud económica de las pesquerías, una cuestión todavía más crítica. Cuando las poblaciones de peces se encuentran explotadas al máximo, las pesquerías asociadas presentan de forma inevitable un rendimiento por debajo del óptimo, según el estudio. En algunos casos, las pesquerías pueden ser sostenibles a nivel biológico, pero continúan operando con pérdidas económicas.

 

Mientras que muchas pesquerías son rentables, la situación a nivel mundial refleja que las operaciones de captura están mantenidas con subsidios, informa el estudio. “A nivel mundial –se explica- cada tonelada de pescado capturado utiliza casi media tonelada de combustible, una gran parte del cual se desperdicia en un excesivo esfuerzo de pesca”.

 

“En este momento, nadie resulta beneficiado”, indicó Rolf Willmann, experto en planificación pesquera de la FAO, y uno de los autores del informe. “El nivel real de ingresos de los pescadores –subrayó- se encuentra a la baja, y gran parte de la industria no alcanza beneficios, las poblaciones de peces se encuentran agotadas y otros sectores de la economía pagan la cuenta por una industria pesquera debilitada.

 

La recuperación de esos “miles de millones hundidos” puede darse de dos formas, según el informe.

 

En primer lugar, con una reducción del esfuerzo pesquero que lleve a un aumento de la productividad, rentabilidad y beneficios económicos netos. Después, con la recuperación de las poblaciones de peces, que llevaría a un incremento sostenible de los rendimientos y a unos costes de pesca más reducidos.

 

Beneficios para los países en desarrollo

Unas pesquerías con una economía saneada son fundamentales no sólo para el restablecimiento de las poblaciones de peces, si no también para mejorar los medios de subsistencia, las exportaciones, la seguridad alimentaria a nivel pesquero y el crecimiento económico. La pesca marina es tan sólo una parte de la industria mundial de alimentos del mar, que alcanza un valor de 400.000 millones de dólares EE.UU, pero la prosperidad de la pesca permite apuntalar la sostenibilidad del suministro y la rentabilidad del procesado y distribución, actividades que representan una fuente importante de empleo, en especial en los países en desarrollo.

 

“Por cada persona que trabaja en el mar, existen otras tres empleadas en tierra firme”, señaló Willmann. “El pescado –añadió- es la principal proteína animal para más de 1.000 millones de personas. Supone el medio de subsistencia para cerca de 200 millones, el 90 por ciento de las cuales vive en los países en desarrollo.

 

Señales de progreso

Las buenas noticias son que las reformas de los sistemas de gobierno han cambiado la tendencia en algunas pesquerías, según sostiene el informe.

 

“Fortalecer los sistemas de derechos pesqueros es fundamental para hacer frente a los problemas que sufre el sector” aseguró Ragnar Arnason, economista especializado en pesca de la Universidad de Islandia y coautor del estudio, al poner como ejemplo las experiencias exitosas de Islandia, Nueva Zelanda y Namibia.

 

Cada vez un número mayor de organizaciones apoya el fortalecimiento de los derechos de uso, acceso y propiedad de los pescadores, debido a la necesidad de crear incentivos para una administración responsable. La promoción de la “pesca basada en los derechos” figura en la Resolución sobre la Pesca sostenible para la Seguridad Alimentaria en los países de la ASEAN (Asociación de naciones del Sudeste asiático, por sus siglas en inglés).

 

En África, la Declaración de Abuja sobre Pesca y Acuicultura sostenibles, adoptada en la reunión de Jefes de Estado de la NEPAD (Nueva Alianza para el Desarrollo de África, ndr) en la cumbre sobre “Pescado para todos” que tuvo lugar en Nigeria en 2005, también aprobó la promoción de esta pesca basada en los derechos.

 

La pesquería de la anchoveta en Perú -considerada la mayor del mundo-, se está desplazando igualmente hacia un enfoque basado en los derechos, con la propuesta de que se financie una red de protección social para los pescadores.

 

“Las reformas del sistema de gobierno se encuentran a menudo con dificultades políticas, en particular cuando se trata de una reducción de las flotas pesqueras o del número de pescadores”, según Kelleher, por lo que cualquier proceso de reforma debe garantizar los derechos y los medios de subsistencia de los pescadores.

 

La producción del informe Los miles de millones hundidos: justificación para una reforma de la pesca ha contado con la colaboración de PROFISH, asociación dirigida por el Banco Mundial y centrada en iniciativas políticas dirigidas a la pesca sostenible.