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La prolongación por otro año de la veda de trucha en Navarra ha provocado la marcha de un centenar de aficionados a regiones limítrofes

Según la Federación de Pesca, las licencias han pasado de 623 en 2007 a cerca de 500 este año. Ante la prolongación por segundo año consecutivo de la veda de trucha en Navarra, que impide la pesca de esta especie en los ríos de la Comunidad foral, cerca de un centenar de aficionados a la pesca ha "emigrado" a las regiones limítrofes de Aragón y La Rioja para poder disfrutar allí de su afición.

Según datos del presidente de la Federación Navarra de Pesca , José Joaquín Jacoisti Elizagaray, las licencias han descendido progresivamente de las 623 de 2007 a 600 en 2008 y "serán alrededor de 500" en 2009 .

No hay que confundir esta licencia federativa, la que concede la Federación Navarra de Pesca y permite la participación en competiciones y concursos, con la licencia de pescador, necesaria en toda España para poder pescar en cualquier río y que se obtiene a través del Gobierno de Navarra. La administrativa, cuya concesión es obligatoria y da derecho a pescar todo tipo de especies (salmón o cangrejo, por ejemplo, entre otras) según la regulación vigente, cuesta 12 euros y se renueva anualmente. En Navarra había el año pasado 23.188 pescadores con licencia administrativa y cerca de 600 con licencia federativa. Ésta, que no sirve en caso de carecer de la administrativa, conlleva además dos seguros para el pescador, uno deportivo y otro civil, se saca asimismo todos los años y vale 12 euros en caso de pertenecer a algún club de pesca o 20 para quien lo solicite por libre.
Ninguno de los 23.188 pescadores forales ha podido pescar trucha recientemente, ya que el Gobierno de Navarra decidió prohibir esta práctica en 2008 debido al agónico estado de la especie en los cauces navarros. Este año, a pesar de la mejora de la especie (la población de trucha aumentó un 14%, informó el ejecutivo en noviembre), Medio Ambiente decidió mantener la veda. Las asociaciones de pescadores respetaron la decisión, aunque algunas de ellas llegaron a plantear al departamento la posibilidad de implantar medidas intermedias que no perjudicaran a la especie, como la pesca sin muerte o el cupo por persona.