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Vigo investiga el cambio climático

La ciencia ha logrado concluir que sin la existencia de los océanos las consecuencias de la acción del hombre en el planeta tierra serían impredecibles. Pero una de las muchas incógnitas que todavía faltan por despejar sobre la incidencia del mar es qué medida puede absorber el dióxido de carbono derivado de la actividad industrial, o lo que es lo mismo, de reducir la contaminación atmosférica. En la búsqueda de respuestas a esa pregunta están dedicados las 24 horas del día Fiz Fernández Pérez, Marta Álvarez Rodríguez y María del Mar Nieto Cid, tres científicos vigueses del Grupo de Oceanología del Instituto de Investigacións Mariñas (IIM-CSIC) que llevan navegando por las gélidas aguas de la región subpolar del Atlántico Norte desde el 12 de junio.

En esa misión a bordo del buque francés Thalassa, y que concluirá el 12 de julio, llevan un singular compañero de viaje que responde al nombre de Gaspar. Se trata del sistema de análisis y adquisición automática de dióxido de carbono (CO2) diseñado por el IIM y el ingeniero Iago Rodicio, de la Escuela de Ingenieros Técnicos Industriales de Vigo. Un dispositivo que sin auxilio humano va registrando durante la travesía los niveles de concentración de CO2 tanto en el mar como en la atmósfera con ayuda de un ordenador PC.

Campaña franco-española
El ingeniero químico Fiz Fernández es el director en alta mar del grupo vigués, coordinado desde Vigo por Aida Fernández. Sin embargo, a bordo del Thalassa responden a las órdenes del oceanógrafo francés H. Mercier, del Instituto Francés para la Exploración del Mar en Brest (IFREMER-Brest). Este científico es el responsable de la organización de la campaña franco-española "Ovide" para el estudio del efecto del cambio climático sobre la circulación de la región subpolar del Atlántico Norte.

Xosé Antón Álvarez-Salgado, de Investigación Mariñas, explica que las aguas por donde navegan los tres científicos "son uno de los principales sumideros de calor, dióxido de carbono y otros gases de invernadero acumulados en la atmósfera por el efecto directo de la actividad industrial".

Por eso el objetivo del grupo vigués a bordo del Thalassa consiste en evaluar la capacidad de esas aguas para absorber ese CO2 "y comprender así en qué medida los océanos contribuyen a reducir el efecto negativo de la acción del hombre sobre la tierra", apunta Álvarez-Salgado.

El Atlántico, como regulador del clima
En el Instituto de Investigacións Mariñas se espera con expectación los resultados de la mediciones efectuadas en el Atlántico Norte por el grupo de científicos vigueses. Aunque la versión del Gaspar instalada en el buque francés ha sido mejorada, el medidor informático también se ha implantado en el buque oceanográfico Hespérides.

Tanto el estudio de los datos recabados desde el Thalassa como desde el Hespérides contribuirá a esclarecer la influencia de esas frías aguas en la regulación del clima de la tierra.

En el caso de la campaña científica del Thalassa, la financiación procede de un contrato de investigación con el IFREMER, una acción especial de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT) del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el proyecto de investigación de la UE denominado CAVASSO.

El grupo de Oceanología de Investigacións Mariñas colabora desde hace más de diez años con el Instituto Francés para la Exploración del Mar. Ambas instituciones han participado en varias campañas oceanográficas en el Atlántico Norte y Sur. La colaboración entre estos dos institutos ha reportado excelentes resultados debido a su "complementariedad". Así, mientras que la especialidad del grupo del IFREMER-Brest es la Oceanografía Física, los científicos vigueses son expertos en el campo de la Oceanografía Química.