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OCEANA denuncia CONEXIONES GALLEGAS entre COCAÍNA, PESCA ILEGAL Y CAPTURAS de TIBURONES

“Mafia Gallega” es el apodo internacional de un grupo de armadores implicados en la pesca pirata y el crimen organizado

La semana pasada, el propietario de una empresa pesquera gallega, José Nogueira García, fue detenido por orden del juez Baltasar Garzón, acusado de ser miembro de una banda de traficantes de cocaína que intentaban introducir 2,2 toneladas de esta sustancia en España utilizando barcos pesqueros y contenedores con pescado congelado. El valor de la droga se estima en más de 70 millones de euros.

 

Oceana ha señalado en varias ocasiones tanto a la compañía de José Nogueira, “Sabarigo Mar”, como a su pesquero “Cibeles”, por utilización de bandera de conveniencia y por su presunta implicación en pesca ilegal. La primera vez que Oceana denunció esta situación fue en 2004.

 

“Mafia Gallega” es el sobrenombre con el que se conoce a un grupo de empresas pesqueras que se dedican a la pesca pirata, entre otras actividades. Tuvieron sus inicios en Galicia, pero hoy operan principalmente desde bases en Sudáfrica, Namibia y Uruguay. Sus pesqueros enarbolan “pabellones de conveniencia” o los de los países desde donde trabajan.

 

José Nogueira es el armador del “Cibeles” y el “Banzare”, actualmente bajo pabellón uruguayo. Estos pesqueros representan en estos momentos una grave preocupación para las autoridades pesqueras de Uruguay, porque según las autoridades pesqueras de este país, sus licencias de pesca han caducado y uno de ellos, el “Banzare” se encuentra llevando a cabo su tercer viaje al puerto de Durban, en Sudáfrica, para transbordar pescado. El segundo de estos barcos, el “Cibeles”, ha sido arrestado en Montevideo.

 

En general, los pesqueros y los contenedores con pescado congelado son cada vez más utilizados para el tráfico de drogas, ya que los controles sobre los mismos son difíciles de llevar a cabo y en algunos casos resultan virtualmente inexistentes en la práctica, como ocurre en el puerto de Vigo, donde existen solamente seis inspectores funcionarios –actualmente en huelga parcial- para controlar más de 880.000 toneladas de pescado en 2007.

 

En diciembre de 2005, Oceana publicó un informe sobre la pesca extremadamente destructiva de tiburones de profundidad, especialmente dirigida a los casi agotados stocks de pailona, quelvacho negro y rape. En el informe se volvía a señalar al “Cibeles” como uno de los pesqueros involucrados. Los tiburones de profundidad son capturados sobre todo para comercializar el squalene, un aceite que se extrae de su hígado y que es un ingrediente de lujo utilizado en cosmética.

 

El “Cibeles” fue inicialmente un barco con bandera inglesa, y representa un excelente ejemplo del fracaso de la política pesquera de la Unión Europea. El “Cibeles”, desde hace años con propiedad y gestión españolas, enarboló durante mucho tiempo su pabellón británico para poder aprovecharse de las cuotas de pesca correspondientes al Reino Unido en el Atlántico Nororiental. Esa dualidad ha planteado problemas para controlar las actividades del barco. En 2008 el veterano pesquero finalmente abandonó la flota europea, pero en vez de ser desguazado, fue reabanderado en Uruguay para implicarse inmediatamente en actividades ilegales. El “Cibeles” todavía dispone de una licencia para pescar en aguas internacionales del Atlántico, concedida por la Comisión para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT por sus siglas en inglés), una autorización concedida bajo pabellón británico y erróneamente mantenida.

 

El “Banzare” es un buque palangrero, propiedad de la compañía de José Nogueira García “Elprinths SA” de Montevideo. El barco está autorizado para la pesca de bacalao polar en el océano austral por la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos vivos de la Antártida (CCAMLR, por sus siglas en inglés).

 

Según Oceana, “los gobiernos deben dejar de hablar de la lucha contra la pesca ilegal, y empezar a combatirla de forma eficaz de una vez por todas”. La organización de conservación marina afirma que la pesca ilegal, no reportada y no declarada (IUU por sus siglas en inglés) es un crimen medioambiental. Oceana mantiene que todos los barcos pertenecientes a empresas que se hayan visto implicadas en operaciones de pesca ilegal deben ser incorporados en las listas negras de las Organizaciones Regionales de Pesca (RFMOs) y de la Unión Europea, y deben ser desguazados.

 

“Es una vergüenza que varias Organizaciones No Gubernamentales y diversos científicos hayan denunciado a los propietarios de barcos que, con pabellón británico, llevan a cabo actividades ilegales o no reguladas, y no se haya hecho absolutamente nada al respecto durante años”, ha manifestado Ricardo Aguilar, director científico de Oceana, “los barcos pueden todavía pescar, de forma legal o ilegalmente especies amenazadas como el bacalao polar o los tiburones de profundidad”.

 

Oceana afirma que los países tienen que adoptar y hacer efectiva legislación que convierta en ilegal la importación o el comercio de pescado capturado mediante la pesca pirata. Además, los gobiernos deben prohibir o al menos desincentivar a compañías (por ejemplo aseguradoras, abastecedores, fabricantes de artes de pesca,...) para que no se relacionen comercialmente con empresas implicadas en pesca ilegal. Los distribuidores de pescado deben responsabilizarse y asegurarse de que no están comerciando con peces capturados ilegalmente.

 

Según Oceana, el “Cibeles” y el “Banzare pueden ser excelentes ejemplos para que se demuestre la voluntad de actuar contra la pesca pirata. ICCAT y CCLAMR deben actuar inmediatamente e incorporar en sus listas negras a estos barcos involucrados en pesca ilegal.

 

Oceana está actualmente investigando otras actividades de pesca de tiburones llevadas a cabo por “Mafia Gallega”.