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Dominique Wavre (Mirabaud), esperado mañana por la tarde. El anticiclón de las Azores, último juez de la regata

Dominique Wavre (Mirabaud), esperado mañana por la tarde. El anticiclón de las Azores, último juez de la regata

Jornada intensa ayer en Les Sables d'Olonne. Entre las llegadas consecutivas de Jean Le Cam, Mike Golding y Bernard Stamm, el pontón de la Vendée Globe ha vivido una animación fuera de lo habitual. Durante este tiempo, Dominique Wavre se apresta a llegar al puerto francés mañana viernes, cuando Arnaud Boissières se libre de las calmas del anticiclón de las Azores.

Hasta el final de la noche… Tras pasar casi tres meses en el mar, los solitarios de la Vendée Globe no podían más que saludar a sus allegados, revivir juntos su vuelta al mundo… La liberación de la palabra, el placer de tener a la gente querida a su lado, la confusión propia del paso un mundo al otro... Los navegantes están viviendo una curiosa mezcla de sensaciones al poner los pies en tierra.

 

Dominique Wavre (Mirabaud) debería experimentar esta vorágine de sentimientos desde mañana por la tarde y Arnaud Boissières (AKENA Vérandas), en la jornada del sábado. El navegante suizo está sometido ahora a un flujo moderado de noroeste que debería acompañarlo hasta la línea de meta. Arnaud Boissières primero va a tener que deshacerse de la influencia del anticiclón de las Azores antes de planear hacia Les Sables d'Olonne. Bertrand de Broc (Votre Nom autour du Monde avec EDM Projets) se ha lanzado, por su parte, a un rodeo de las altas presiones por el oeste. Su rutaje que, hasta hace un par de días, imponía proseguir su ruta al norte hasta la altura de Ouessant, permitiría ahora desviar su ruta a la altura de Saint-Nazaire. Si la tendencia se confirma, Bertrand de Broc podría llegar el domingo al final de la tarde.

 

La situación de Tanguy de Lamotte (Initiatives-cœur) mejora. Reparada su orza, ya puede navegar prácticamente al 100% del potencial del barco. La única contrariedad es su bomba de achique, que ha exhalado el último suspiro y ahora debe achicar el agua que sigue entrando en el barco. Alessandro Di Benedetto (Team Plastique) se debate todavía en las calmas que ha abordado a una longitud insólitamente oriental. Por ello, el navegante sufre la incertidumbre de una meteorología especialmente caprichosa. En el caso del italiano, los cálculos sobre su hora de llegada estimada aún no son exactos.

Pensaba que había una orden que prohibía a los barcos salir pues me sorprendió de verdad ver todos los barcos a mi alrededor. Y todo este público, es extraordinario. Es agradable ver a los demás competidores venir a esperarme. Javier Sansó ha sido rescatado por los mismos que me salvaron al volcar en la Transat Jacques Vabre en 2011. Son el san bernardo de los mares, y empiezan a conocer los casos que ocurren cerca de ellos. La anécdota es que guardan un trofeo de cada persona que salvan, como un chaleco salvavidas o un equipaje. Tienen dos de Jean-François Cuzon (risas). Bubi Ha tenido suerte. Cuando permaneces en el barco todo va bien, pero en cuanto caes al agua y tienes que nadar, la cosa es más incierta. He perdido 7 kilos. Cuando como más, es que he llevado más alimento, es todo. Y prefiero comer, buenos alimentos. Pero es como el aperitivo, no lo voy a beber solo a bordo, es triste. Y además he perdido mucha masa muscular de las piernas. Pero estos 7 kilos han salido por fuerza de alguna parte y tras eliminar grasa se elimina músculo. Pues ya lo veis, ya no tengo ni piernas ni trasero (risas).

Bernard Stamm (SUI, Cheminées Poujoulat)

 

Tengo 20 nudos de viento, estoy a estribor, he puesto un rizo en la mayor y mi J2. Tengo un poco abiertas las escotillas pero debo seguir achicando el agua que entre en el barco. Sobre todo porque mi bomba se ha muerto. La situación es estable pero tengo este pequeño inconveniente de tener que achicar a mano. Estoy algo recuperado, esta segunda noche ya fue reparadora pero creo que esta tarde volveré a estar al 100%. Los moratones y cortes han acabado por cicatrizar. Seguro que mi estado es menos bueno que en los últimos días. Fue un gran alivio sacar la orza. Queda un pedazo que me sirve, a pesar de todo, y navego al 100% del potencial del barco, lo único es que tengo que achicar agua cada dos o tres horas.

Tanguy de Lamotte (FRA, Initiatives-cœur)

Lo de anoche fue increíble, es siempre una sorpresa porque no te imaginas que tantas personas vengan en una noche tan fría de febrero. Pero sí, allí están. Es algo único, estoy muy orgulloso de recibir este apoyo. No sé por dónde empezar para hablar de mis momentos difíciles. Uno de los momentos más difíciles de la regata fue perder mi código cero, que era realmente una vela-clave en esta Vendée Globe. Y más o menos al mismo momento, perdí mis lastres de babor y estribor. Deportivamente fue muy duro, pero supe superarlo y encontrar otras soluciones para compensar esta pérdida. Tuve también un pequeño incendio a bordo. Decidimos cortocircuitar la caja que había quemado pero a causa de esto ya no podíamos producir tanta energía. Fue una decisión difícil pero necesaria. Tuvimos suerte, funcionó. No participé en la Vendée Globe para batir récords, fue por la competición y para intentar ganar la regata. No se pueden lograr necesariamente todos los objetivos fijados pero al final, se marcan otros retos, se cumplen otros desafíos, cosas diferentes pero que son igualmente importantes. Cuando termina la regata cada uno ha alcanzado objetivos que son todos diferentes. Esta es la magia de la Vendée Globe. Creo que la razón por la cual hay tanta gente apasionada por la Vendée Globe en Francia, es que saben muy bien que todos los patrones en la salida no pueden ganar pero saben que les pueden hacer evadirse y hacerles soñar. No tengo aún proyectos definidos a corto plazo, estoy abierto a propuestas (risas). Mi patrocinio con Gamesa se acaba en junio y creo que no se va a prolongar.

Mike Golding (GBR, Gamesa)