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La invasión de especies exóticas está transformando la biodiversidad del Júcar

En los últimos años introducciones llegadas por el puerto de Valencia, han obligado a ecologistas y biólogos a dar la voz de alarma porque ven en peligro la integridad física de las especies nativas.

El impacto de especies exóticas en el hábitat autóctono denominado por los expertos como un "efecto Frankenstein", es una de las principales amenazas de la supervivencia de especies amenazadas como el fartet o el samaruc o el punxoset. "Las introducciones en el medio suelen ser muy negativas y difícilmente predecibles, pero a pesar de que hay una normativa, no hay una especial vigilancia y son muy fáciles las entradas de especies invasoras", explicaban ayer fuentes de la facultad de Biología de Valencia.

Voluntarios que inspeccionan los cauces de la demarcación del Júcar han comprobado un elevado incremento de peces exóticos mucho más fuertes y agresivos que pueden acabar con la biodiversidad.

En América del Norte ya se han comprobado los efectos de la llegada de especies invasoras que han acabado con la reciente extinción de cuatro especies endémicas debido a la introducción de la lucioperca.

La entrada de ejemplares mucho más resistentes se ha estado realizando desde la Edad Media y una veintena de especies han pervivido con éxito en España. Su presencia es ya habitual y la mayoría de los ciudadanos los identifica como peces autóctonos, como es el caso de la tenca, la perca o la carpa.

El efecto de la llegada de estas invasiones es impredecible porque entran en las aguas, compiten por el espacio o el alimento, depredan e introducen parásitos y enfermedades que alteran los proceso ecológicos y reducen la calidad ambiental.

Uno de los principales competidores del fartet o el samaruc es la gambusia y el fúndulo, especies muchos más resistentes. En la cuenca del Júcar un pez nativo, la loina es cada vez más raro y menos conocido frente a la invasora boga de río, que entre los pescadores deportivos es ya muy común.

"Es muy complicado obtener datos del aumento o descenso de determinadas especies, pero ya son habituales el siluro, el lucio, la perca, la lucioperca o el blacbás", explicaban fuentes de la asociación ecologista Agro, que insistía en que la situación no estaba controlada y no cesa de aumentar.

Los biólogos sostienen que la Administración dedica muy poca inversión para investigar los efectos que están produciendo estas especies en los ríos. Pero lo que ya pueden constatar es que se han producido cambios drásticos y rápidos en la alimentación de aves como las garzas, al haberse sustituido los habituales peces por las especies introducidas.

La entrada de la carpa o el pez rojo afecta principalmente en la fauna de invertebrados y en las aves acuáticas.

Agua de lastre
Pero uno de los últimos fenómenos que han detectado los biólogos es la llegada de especies exóticas en barcos procedentes de Asia o América. Las embarcaciones de carga llevan sus tanques repletos de agua, denominada de lastre, recogida en el puerto en el que se encuentran con el fin de equilibrar el buque. Una vez llega al puerto de destino, vacían los tanques para llenarlos con el material que deberán transportar. Este agua, procedente de aguas extranjeras, lleva peces y larvas que entran en contacto con el Mediterráneo sin problema y su inmersión entre la fauna piscícola es muy fácil.

Fuentes de la Autoridad Portuaria aseguraron ayer, sin embargo, que son pocos los buques que llegan con agua de lastre y los que lo hacen no vacían los tanques en el puerto, sino que lo hacen mar adentro. No obstante, biólogos y ecologistas aseguran que es un hecho muy común y que es un entrada muy fácil y cuyas consecuencias se desconocen. Es improbable que entren en contacto con la Albufera, "pero, sin duda, su presencia está en la costa valenciana y eso ya es un hecho", afirmaban ayer expertos consultados por este periódico.

La Organización Marítima Internacional recomienda filtrar las aguas de lastre y acondicionar los barcos con depuradoras capaces de eliminar cualquier tipo de especie foránea invasora. Sin embargo, los costes son muy altos y supondría modificar la estructura y la fontanería de cada embarcación. Sus propietarios prefieren destinar la inversión al mantenimiento de la propia embarcación.

Los expertos consultados aseguran que con el incremento del volumen de mercancías en el puerto de Valencia y la llegada de embarcaciones de países asiáticos o tropicales ha propiciado una entrada masiva de especies en forma de larvas o gusanos. "No sabemos qué efectos tendrán en le ecosistema, pero desde luego se producirá una alteración y se manifestará en los próximos años", añadían los biólogos.

Las invasiones biológicas son uno de los factores más del llamado cambio global, aunque su impacto es mucho menor que en el clima, en la contaminación o en la pérdida de suelo. Pero sin duda, suponen un problema. Las especies de peces son el principal grupo más introducido en la Península Ibérica seguido por los reptiles, los mamíferos, los anfibios, plantas y aves.

Uno de los casos más alarmantes y que los ecologistas coinciden que a la Administración se le ha ido de las manos es la presencia del picudo rojo. Un insecto introducido con una partida de palmeras y que ha hecho estragos en la Comunitat Valenciana. Ha dañado gravemente el palmeral de Elche y está actuando de forma imparable en los ejemplares de Valencia y su provincia. "Este es un caso muy claro de un efecto de las introducciones y por eso la Administración debería ser mucho más restrictiva y sancionar", explicaron fuentes de grupos ecologistas.

Otro de los ejemplos más llamativos es el del mejillón cebra que ha cobrado un gran protagonismo en los ríos valencianos y ha generado constantes denuncias por las entidades ecologistas.

Mortandad de llisas
Es muy frecuente la masiva mortandad de llisas en el Turia, junto a Pinedo o al Saler y una de las explicaciones que los biólogos barajan es debido a la combinación de un descenso de oxígeno en el agua y la presencia de larvas exóticas que producen un efecto dañino en las especies autóctonas menos resistentes a los efectos de una especie foránea.

Los expertos aseguran que es totalmente desaconsejable la introducción de peces exóticos porque, aunque puedan tener beneficios en la pesca, la acuicultura o el control de la vegetación, los efectos son muy dañinos, ya que no compensan las presumibles pérdidas de la biodiversidad en el ecosistema.

Para que se cumplan las premisas de desarrollo sostenible se deben aplicar los principios básicos de precaución y prudencia y el de reversibilidad que establece que no se deben ejecutar actuaciones que lleguen a producir cambios irreversibles.
Fuente:
C. FERNÁNDEZ Las Provincias