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Vertidos, peligro constante

Hoy, la trágica actualidad gallega con su terrible marea negra a consecuencia del naufragio del 'Prestige' y catastróficos efectos en su litoral y economía, paliados en parte por la sensacional solidaridad de los jóvenes de nuestro país.

Y asimismo, el preocupante recuerdo de la bahía de Algeciras, costas y nuestro estrecho, el cual es atravesado por casi el 50 por ciento del tráfico mundial, lo que supone un barco cada 7 u 8 minutos ó 200 al día, en buena parte petroleros, me inducen a escribir en forma resumida estas líneas sobre la contaminación en el mar.

Contaminación que, en líneas generales, puede ser debida a cuatro fuentes de polución: la doméstica o urbana, la industrial, la térmica y la radiactiva. Lógicamente y habida cuenta de la actualidad, centraré el tema en la segunda fuente.

Entre los contaminantes industriales los hidrocarburos constituyen hoy una de las principales fuentes de polución. En medio de la amplia gama de sustancias que se encuentran en el mar, los hidrocarburos se hallan presentes en estado de emulsión, a menudo invisibles al ojo humano y por tanto son particularmente peligrosos ya que la emulsión de hidrocarburos se deposita sobre la piel como una sutil película que, por ser liposoluble, puede ser lentamente absorbida.

Esta contaminación preocupa cada día mas a las naciones con litoral y la presencia en las costas de aves marinas muertas o impregnadas despierta fuertes sentimientos en mucha gente. En algunas regiones las aves son a la vez muy importantes como recursos y como eslabones del sistema ecológico marino y, por ende de su productividad. Los recursos pesqueros también son castigados en zonas donde existe una repetida contaminación petrolífera (léase costa gallega).

El naufragio del 'Torre Canyon' frente a la costa británica en l967 fue un acontecimiento decisivo en la historia del desarrollo de la lucha contra la contaminación del petróleo. Antes de esa fecha muchos países no habían ni pensado en el problema; otros iniciaban estudios limitados a sus circunstancias particulares.

La realidad de la contaminación causada por el "Torre Canyon" y la impresión de que contaminaciones como esa podían ocurrir en casi todo el mundo dieron lugar a un gran incremento de las investigaciones tanto para prevenir tales sucesos como para mitigar sus efectos una vez ocurridos. Hoy, 35 años después, otra catástrofe asola nuestras costas gallegas por lo que recordemos algunos aspectos de las manchas de petróleo, así como la forma de luchar contra ellas. En el agua de mar limpia sin influencias de viento o marea, el petróleo derramado se extenderá formando una mancha circular muy rápidamente. Por ejemplo, un metro cúbico de crudo del Oriente Medio formará en l0 minutos un círculo de 48 metros de diámetro, con un espesor medio de 0´5 mm y en l00 minutos un diámetro de l00 metros con un espesor medio de l00 micras. A veces, cuando se derraman grandes cantidades de petróleo en la mar, la propagación parece no seguir la regla de Blokker y las investigaciones revelan que se han formado emulsiones de agua en petróleo mucho más viscosas. Emulsión formada cuando existe suficiente movimiento de las olas, el petróleo es de un determinado tipo y, lo más importante, cuando el derrame es lo suficientemente grande.

Se ha observado que en un derrame concentrado, el petróleo del centro de la mancha, aunque se esparce de acuerdo con la regla de Blokker, permanece formando una capa relativamente espesa durante el tiempo suficiente para que la agitación por el movimiento de las olas a que está sometido produzca la emulsión del agua en el petróleo, lo que causa un rápido aumento en la viscosidad y la consiguiente reducción en la velocidad de propagación. En este estado, el petróleo flotará en grandes islas, que pueden llegar a varios centímetros de espesor, separadas por agua limpia.

El viento influye poderosamente en el movimiento de una capa delgada de petróleo sobre la superficie del agua. La velocidad del petróleo es de 3´3 por ciernto de la del viento. Si el viento causa mar gruesa, el petróleo puede dispersarse o emulsionarse resultando más difícil verlo o retirarlo.

De entre los medios y técnicas existentes para luchar contra la contaminación destacan, por su sencillez, los efectos producidos por la propia naturaleza . En primer lugar están la evaporación y disolución: una capa situada en la superficie del mar cambiará y a menudo desaparecerá debido a la evaporación, disolución, oxidación y ataque bacteriano. Una mezcla tan compleja como el crudo sufrirá una evaporación primeramente, perdiendo sus productos ligeros y, posteriormente las sucesivas fracciones de punto de ebullición más elevado.

Está también la oxidación y biodegradación: El petróleo es susceptible de auto-oxidación; por ser un fenómeno superficial, es decir, que depende del área de contacto petróleo/agua, la velocidad de oxidación aumenta cuando el petróleo forma una película delgada. Este proceso es ayudado por las sales minerales disueltas en la mar que tienden a actuar como catalizadores y por las radiaciones ultravioletas de la luz del sol El factor de mayor importancia en la desaparición del petróleo es la acción de las bacterias oxidantes del petróleo Muchas especies de bacterias marinas son capaces de oxidar los hidrocarburos del petróleo y sus derivados; tales son más numerosas en los lugares marinos de poca profundidad, zonas cenagosas, estanques, lagunas y puertos en los que el petróleo está presente de modo continuo o intermitente.

En l978 la compañía francesa Elf Aquitania iniciaba la guerra contra el petróleo con el objetivo de encontrar un medio de degradar rápidamente las mareas negras consiguiendo unos resultados prometedores al obtener el producto denominado INIPOL que aceleró el proceso de degradación natural de los hidrocarburos gracias a la acción de microorganismos, esencialmente las Pseudomonas, presentes naturalmente en el agua.

La digestión de los hidrocarburos por estas bacterias produce CO2 y unas proteínas, favoreciendo el desarrollo del plancton, a tal punto que los rebaños de ballenas se agrupan a veces en las regiones donde las fugas naturales de petróleo, bajo el mar, provocan degradándose una importante concentración de plancton.

El problema a resolver consistía en obtener un producto a la vez nitrogenado y fosforado que fuese oleófilo, a fin de quedar entre el agua-aceite, allí donde debe formarse la más fuerte concentración en gérmenes bacterianos. El resultado es un "nutrient", una clase de aperitivos de Pseudomonas que, mezclado en una proporción variante entre 3 y 10 por ciento del volumen de petróleo, permite una degradación que va del 65 al 80 por ciento de la marea negra en menos de 5 días.

Para evitar que las manchas se propaguen en zonas muy amplias se han desarrollado diversos tipos de cercos o barreras para su retención o contención, tanto en el mar como en la entrada de las rías, ríos, bahías y otros puntos vulnerables.

Los hay de varios tipos: fijos o anclados, útiles si la corriente marina superficial no sobrepasa el valor límite y no hay oleaje. Flotantes: ideales para controlar de inmediato el punto del derrame. Reducen el tiempo medio entre el derrame y la limpieza; situados frente al viento en forma de V.

Una casa suiza especializada ofreció como novedad mundial la barrera denominada ROLIP, que contaba con unas cualidades únicas en su género para aplicaciones en la mar, aún en presencia de fuertes vientos y olas de gran altura.

Los absorbentes y gelatinizadores, ya que el petróleo que flota en el agua pueden inmovilizarse parcialmente cubriéndolo con algún material absorbente.