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Caso Prestige. Segunda oleada de fuel

Caso Prestige. Segunda oleada de fuel

Galicia asiste impotente a la que puede convertirse en la mayor catástrofe económica, ecológica y social de su historia. La partida de 11.000 tons. de fuel que salieron de los tanques del Prestige cuando se partió alcanzará de lleno entre hoy y mañana la fachada atlántica de la comunidad gallega sin que los medios anticontaminación dispuestos puedan hacer nada para remediarlo.

A última hora de la tarde de ayer, esta gran mancha se encontraba ya a sólo siete millas (poco más de doce kilómetros) de Fisterra. Marineros de Portosín ubicaron incluso una parte del derrame a sólo 16 kilómetros de Corrubedo. Los fuertes vientos del oeste, de más de 40 kilómetros por hora, han desplazado este vertido, que ahora conforma un gran frente que amenaza el tramo de litoral que va desde Muxía hasta Ribeira. Un fragmento de considerables dimensiones se ha separado del principal en dirección al sur. Al mediodía, estaba localizado a unos 40 kilómetros al oeste de la isla de Sálvora en la entrada de la Ría de Arousa, donde se encuentra la mayor producción mejillonera y una de las principales riquezas de esta zona. El buque anticontaminación alemán Neuwerk se desplazó hasta esta zona para tratar de succionar parte del fuel y disminuir su dimensión.

Las previsiones (el parte meteorológico para los próximos dos días, con vientos de fuerza cinco-seis de componente W rolando al suroeste), apuntan a que hoy comenzarán a entrar en la costa las primeras galletas, a partir de ese momento, y durante los próximos días las oleadas de fuel serán constantes, contaminarán aún más esta ya degradada y sufrida tierra.

Zonas del máximo interes ecológico como el parque natural de la Dunas de Corrubedo, inmediaciones de Sálvora, y las Ría de Muros y Noia, ya tienen la mierda formando parte de su paisaje.
Alerta máxima en Noia y Arousa.
Operarios de la Xunta y numerosos voluntarios trabajaban en Corrubedo en la colocación de una tercera barrera de contención con vigas y sacos de arena ante el desolador panorama que se avecina. La movilización de medios humanos y técnicos en las Rías Baixas se ha acelerado a tenor de la evolución de la gran mancha. El Concello de Noia ha invertido 90.000 euros en una red con cadenas que se ha estirado desde Portosín para proteger la ría y evitar la llegada masiva de combustible. En Combarro, han sido los marineros los que han fabricado una malla gigante con idénticos fines.
Seis remolcadores, cinco barcos de Salvamento Marítimo y otros tres buques de apoyo de la Xunta realizaban a última hora de la tarde de ayer tareas de vigilancia, acompañados de pequeñas embarcaciones de la Guardia Civil, Cruz Roja y las cofradías de pescadores.
En Ribeira se centralizó el operativo contra la mancha contaminante en Arousa, la ría que concentra la mayor riqueza marisquera de España, y que dispone de siete kilómetros de barrera para hacer frente al vertido.
Hasta allí se desplazaron anoche dos remolcadores, un buque anticontaminación belga y una embarcación de apoyo de la Xunta, mientras otros veinte barcos bateeiros se mantenían en estado de alerta, en previsión de que la mancha pudiera alcanzar de madrugada la boca de la ría. Además, la Cofradía de Mariscadores de O Grove instó anoche a los productores a que se provean cuanto antes de guantes y mascarillas, por si es necesario organizar de inmediato a las cuadrillas de limpieza si el fuel alcanza los arenales que albergan los bancos de almeja y berberecho.

Respecto al fuel que se desplaza a unos tres metros de la superficie (los técnicos insisten en que una parte importante de la gran mancha viaja entre aguas), Gabriel Rosón, profesor de Oceanografía Física de la Universidade de Vigo, explicó que los vientos actuales, en este caso de oeste, determinan la trayectoria de las manchas incluso a 100 metros de profundidad. De este modo, el combustible sumergido seguiría el mismo rumbo que el vertido que hoy podría entrar en la costa.

En el caso de las manchas instaladas más al fondo pero dentro de la plataforma gallega, su dirección viene determinada por la corriente de Navidad , un flujo de sur a norte que proyecta una deriva hacia el este, lo cual podría resultar desastroso.

El Gobierno impide tomar imágenes aéreas de la marea negra.

La escasez de información oficial ha sido una constante desde que el Prestige se accidentó. La decisión de restrigir el espacio aéreo de la zona afectada por la mancha ha tenido como consecuencia que durante el día de ayer resultase imposible que ningún medio de comunicación pudiese tomar imágenes propias de la marea negra que está a punto de llegar a Galicia.
Días atrás, el director general de Marina Mercante, José Luis López-Sors, quien dirigió la operación del fallido rescate del Prestige , ordenó a los capitanes y controladores marítimos que no faciliten información a los medios.

No ha sido muy diferente la actitud mantenida por algunos portavoces de la Vicepresidencia del Gobierno. Sólo cuando la llegada de la gran mancha se ha convertido en algo inminente, el Gobierno central ha facilitado información sobre su ubicación. Únicamente la Consellería de Pesca ofreció datos puntuales sobre la evolución de este vertido a través de Internet.

Solidaridad y movilización ciudadana. Licenciados de guante y pala.

Las mejores lecciones se aprenden sobre el terreno. Así lo creen los setenta y cinco estudiantes procedentes de la Facultad de Biología de Santiago y de Ciencias Ambientales de Salamanca que ayer dejaron colgados a sus profesores, aplazaron sus exámenes y se enfundaron en un traje verde, se pusieron botas de goma y guantes y se lanzaron a las playas para limpiarlas de fuel. Son voluntarios que trabajan a cambio de un bocadillo y de paso cambian las monótonas clases por una labor que consideran más gratificante.

"Las clases no importan. Por un día que vayamos no vamos a dejar de aprender nada y, sin embargo, aquí somos útiles", argumentan, los estudiantes de Biología de la Universidad de Santiago.
Los cincuenta estudiantes de Salamanca nunca habían estado en las costas gallegas pero aún así se movilizaron para conseguir un autobús y desplazarse hasta Malpica a pesar de la falta de apoyo de la Universidad de Salamanca y de las complicaciones para contactar con las asociaciones que coordinan en Galicia los trabajos de limpieza. "Tuvimos que pagar nosotros el autocar y además nos costó bastante que nos admitieran en los equipos de limpieza porque llamábamos a la Xunta y nos decían que no querían más voluntarios", explica Ana Pérez Marti.
Finalmente contactaron con la organización ecologista Adega que, en colaboración con Demarcación de Costas y el Concello de Malpica, coordina la labor de limpieza de la zona.

A los universitarios se sumaron los estudiantes del Instituto de Secundaria de A Estrada. En total más de un centenar de jóvenes se agolparon en la oficina de reclutamiento de la Consellería de Medio Ambiente en Malpica. Allí recogieron todo el material necesario para limpiar las playas y recibieron instrucciones.

De lo que ninguno estaba seguro era del grado de toxicidad del fuel, ni siquiera los monitores que los acompañaban. "De momento todo son hipótesis, nosotros por si acaso tomamos todas las precauciones", explicó Valeri Esteban, presidente local de Adega en Santiago.

Consejos en inglés y francés pero sin doblaje
"Chapurreando". Así se entendían los coordinadores españoles en las tareas de limpieza de las playas con los técnicos ingleses y franceses que se desplazaron a la zona para asesorarlos. La principal fórmula de comunicación consistía en un "no" que los especialistas extranjeros soltaban a los equipos dedicados a quitar el fuel de la costa cada vez que hacían algo que pudiese dañar el ecosistema de la zona.
"Cuando nos señalan algo y nos indican que no lo hagamos, intuimos que no se puede limpiar porque hay lombrices, por ejemplo, y las podemos dañar", explica uno de los coordinadores de Demarcación de Costas.
Los dos técnicos ingleses proceden de la empresa "OSRL", especializada en desastres marítimos, y los franceses trabajan para una asesoría para la recuperación del ecosistema tras desastres como el del "Prestige".