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La alta temperatura del mar altera los ciclos y hábitos

Diversas especies animales del mar Mediterráneo han empezado a mostrar cambios de comportamiento, así como una alteración de sus ciclos vitales en las últimas semanas, según han coincidido en afirmar distintos expertos y profesionales relacionados con el mar, como pescadores o submarinistas. Se trata, según los investigadores, de una consecuencia de la ola de calor que azota Europa desde hace varios meses.

El aumento de la temperatura del Mediterráneo, que en las últimas fechas ha llegado a superar en tres grados su promedio de 27, ha provocado que determinadas especies hayan iniciado su ciclo de apareamiento, cuando lo habitual es que dicha etapa se inicie el próximo mes de septiembre. José Antonio Moya, del Taller de Imagen de la Universidad de Alicante, departamento para el que se halla realizando filmaciones subacuáticas frente a La Vila, señala que «hemos observado un considerable aumento de las relaciones sexuales en especies como las castañuelas. Forman nubes de cientos de ejemplares apareándose. Y también hemos observado este comportamiento en las doncellas».

De la misma manera, Moya también destacó «una alta irrupción de algas fotófilas en numerosas rocas». Desde el sector pesquero, mientras tanto, también se reseñan ciertas situaciones que tienen su razón de ser en el brusco ascenso de las temperaturas. Así, la captura de las gambas -y del marisco en general- ha sido una de las labores que más se ha dificultado en las últimas semanas, ya que estos animales precisan de unas aguas frías que, hoy por hoy, no son las que acostumbran a habitar, de modo que han de emigrar a mayor profundidad. Asimismo, también se ha percibido que la tersura de pescados blancos como la pescadilla o la merluza se ha debilitado: «están mucho más blandos de lo habitual, y se ablandan todavía más si no se les pone hielo enseguida», apunta Santos Pastor, secretario de la Cofradía de Pescadores de Calpe.

Su homónimo en la Federación Provincial de Cofradías, Rafael Vizcaíno, reseña que, a falta de una cuantificación oficial, «en estas fechas se dan por desaparecidos los boquerones». «Y no se están capturando muchas sardinas y bacaladillas», apunta.

De hecho, aunque desde dicha federación tampoco se ha evaluado el descenso de capturas a nivel provincial, sí que se realizó a principios de este mes una estimación en las comarcas de la Marina Alta, que cifraba en un 15% el descenso del volumen de pesca.

La escasa profundidad de las aguas de Santa Pola explicaría la especial incidencia del descenso de las capturas. Sin embargo, Vicente Blasco, presidente de la cofradía santapolera, asegura que esta tendencia ha experimentado una mejora durante esta semana.

Sin presencia de medusas

Por contra, si la ola de calor ha ido en detrimento del sector pesquero, ha actuado en favor del sector turístico. Y ello, a pesar de que se apuntó la posibilidad de que este aumento del calor llevara aparejado una proliferación de medusas en el litoral.

Sin embargo, la realidad no ha hecho buenos estos pronósticos. «Este verano ha habido infinitamente menos medusas que otros años», destaca Verónica Giménez, responsable provincial de medio acuático en Cruz Roja: «Desde mayo hasta la primera semana de agosto se prestaron 4.500 asistencias por picadura de medusa. Y durante el mismo período de este año, la cifra es de 230». Desde el Instituto de Ecología Litoral de El Campello, el investigador Christian Gomis, «con el calor aumenta la actividad reproductiva de esta especie, entre otras. Por qué no han aparecido este año, es algo que se habrá de explicar a más largo plazo, ya que la biología no es una ciencia exacta y necesitamos un gran número de observaciones sucesivas»