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Los barcos de carga no tripulados podrían convertirse en una realidad en nuestros océanos dentro de una década,

Según adelantó esta semana Rolls-Royce, proveedor global de sistemas y servicios para los sectores aeroespacial, naval y energético que ha mostrado los primeros diseños de un nuevo concepto de buques del futuro, que podrían revolucionar el transporte marítimo.

Se trata de un proyecto financiado por la UE, con 3,5 millones de euros, y denominado Marítima Unmanned (Munin), “navegación desasistida”, en traducción libre que tiene como principal objetivo el desarrollar el primer buque autónomo. La multinacional británica desvelaba esta misma semana los datos de esta iniciativa en un artículo en su web titulado “Navegando hacia el futuro”, firmado por Oskar Levander, su vicepresidente de innovación, ingeniería y tecnología.
En él sostiene que “a veces, lo impensable ayer se convierte en realidad mañana” y que “es el momento de establecer una hoja de ruta para barcos no tripulados de varios tipos”. Según el directivo, la tecnología ya existe y es el momento de trasladar algunas operaciones marítimas a tierra.
Un barco no tripulado se vería muy diferente a uno convencional, también augura Levander, básicamente porque no serían necesarios muchos de los sistemas e instalaciones que hoy se utilizan. Ni la tripulación, claro.

Ésta es una industria que mueve anualmente un negocio estimado de 224.000 millones de euros y está integrada por unos 100.000 buques mercantes y, según el consultor especializado en flotas navales, Moore Stephens LLP, la tripulación representa el 44 por ciento de los costes operativos totales de cualquier buque portacontenedores de gran tamaño.

No obstante, algunos expertos consultados no están de acuerdo sobre si esta posibilidad se terminará traduciendo en algo real.

Por ejemplo, Simon Bennett, portavoz de la Cámara Naviera Internacional que representa al 80 por ciento de la industria naval mundial, explica que las naves no tripuladas son ilegales hasta ahora, según el derecho internacional, apunta por lo que sería necesaria una reforma completa del régimen regulatorio, aparte de las consideraciones de seguridad. “Aunque no descartaría por completo la posibilidad, siendo realistas, me resulta complicado pensar en barcos a control remoto y sin tripulación, en al menos dos o tres décadas", concluye.

Lo que es evidente es que existe una importante discusión al respecto en la industria del transporte marítimo. Y quizás sea más factible un futuro en el que los buques dispongan de sistemas de navegación electrónica y sistemas informáticos más avanzados, con tripulaciones más reducidas.

La iniciativa de Rolls-Royce se encuentra en la fase inicial de desarrollo del concepto y su intención se centra más en mostrar prototipos en papel, con la esperanza de persuadir a la industria de que ese camino es inevitable.