Portada ›› Náutica ›› más-náutica ›› BARCAS TRADICIONALES DEL MIÑO. Del batuxo al carocho

BARCAS TRADICIONALES DEL MIÑO. Del batuxo al carocho

BARCAS TRADICIONALES DEL MIÑO. Del batuxo al carocho

Aunque ahora apenas se usan, hubo un tiempo en que los ríos gallegos estaban llenos de barcas de madera. Hasta no hace mucho, la pesca y el traslado de pasajeros y de ganado eran su principal función. Pero la apertura de pistas y la incorporación del motor a las lanchas arrinconaron estas embarcaciones. En este Junio 2001 se pudieron ver en el Miño, a su paso por Lugo, una docena de modelos diferentes, una muestra de las barcas que navegaban por el río, desde las lagunas de A Terra Cha hasta su desembocadura en el Atlántico.

La asociación Barcas do Miño organizó la exposición, titulada Do batuxo ao carocho, denominaciones que reciben las embarcaciones tradicionales de madera en Lugo y Portugal, respectivamente.

La muestra, celebrada en el Parque do Miño, reunió a una docena de tipos diferentes de barca, principalmente del río Miño, aunque también procedentes de otros como el Cabe o el Ulla. La mayoría están en desuso, e incluso hubo alguna, la de mayor tamaño, que se había hundido y fue preciso reflotarla para su recuperación.

Anxo Moure, del colectivo organizador, explicó que la muestra se dispuso de forma que se pudiesen observar cómo los cambios en el Miño en sus diferentes tramos influyeron en la forma de las barcas: el batuxo utilizado en A Terra Cha sólo requería una pértiga para guiarse, mientras que el carocho portugués ya está equipado con una vela.

Moure se mostró dispuesto a promover la recuperación de estas embarcaciones con uso turístico.

Un ejemplo de la decadencia de los batuxos es la parroquia de Cela, en Outeiro de Rei: sólo quedan tres del centenar de embarcaciones de los vecinos del lugar. En A Terra Cha eran especialmente útiles en las crecidas de los ríos para ir de una casa a otra o a buscar forraje para el ganado. Su uso incluía también el traslado de los animales. Donde sí se da vida a una veintena de batuxos es en Portomarín, ya que se utilizan para la pesca de la anguila, un pez que fue materia prima en la comida que complementó la muestra