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Gabriela Onofre y Yamamay se imponen en la bahía de Santander en una tarde de perros

Gabriela Onofre y Yamamay se imponen en la bahía de Santander en una tarde de perros

El fuerte temporal que azoto a las costas de Santander dejo con escasísima participación a la clase crucero, solamente 3 tripulaciones tomaron la salida.

La tarde se presentaba complicada para la práctica de la Vela. La marea a la hora programada para la salida llevaba poco más de una hora subiendo, con lo que los arenales están cubiertos, pero con muy poco agua sobre ellos. Solo dentro de la canal de navegación comercial había agua suficiente para poder navegar sin riesgo de embarrancar. El viento soplaba con rachas que superaban los 30 nudos, sin tener muy claro el cuadrante de donde venían, rolando en cada una de ellas más de 30 grados con relación a la anterior. En definitiva un día para contemplar el espectáculo más que para participar en él.
A pesar de las magnificas instantáneas que protagonizaban las embarcaciones en cada racha, ningún santanderino gasto un segundo de su tiempo para seguir las evoluciones de los participantes, eso a escasos meses del test del Mundial, en donde nuestra ciudad será el centro de la Vela ligera en las clases Olímpicas. Actitud del Santanderino que demuestra la poca , o mejor dicho nulo interés de estos por la Vela, Mundial que les costara un buen pellizco de sus impuestos a pesar de no tener ningún interés en el mismo.
Curiosa situación la de la RFEV que deja sin escuela a los niños de Santander, eso a pesar de cobrar 80.000 euros del IMD, los que son nuestro futuro en nuestro deporte y se gasta, lo que no tiene, en el Mundial del 2014.
A la hora de la salida solo tres embarcaciones se encontraban en el campo de regatas, El Marieta, el Yamamay y el Gabriela Onofre. Los dos primeros de la Clase I y el otro de la Clase II. Indicar que en días como estos, el mayor francobordo de los de la clase I hace ver las duras condiciones atmosféricas desde otra perspectiva, facilitando con mucho la permanencia de las tripulaciones sobre la embarcación cuando entran las rachas de 30 nudos y escoran al barco más de 70 grados, en los de la Clase II, estas condiciones son de subsistencia, cuando no peligrosas, capaces de lanzar a los tripulantes al agua. Por ello el que aparezca en primer lugar de las crónicas el ganador de la Clase II y no el de la clase I
El recorrido a realizar en esta ocasión fue nuevamente el 8 de las instrucciones de regatas, con una balizas fijas, la primera en las cercanías de Marina de Camargo y la segunda en las de la Isla de la Horadada -(Isla que no hace mucho tenía un arco natural, en el que la tradición indicaba que había quedado atrapada la embarcación que trasladaba los cuerpos de los patronos de Santander, san Emeterio y San Celedonio, y que un temporal, parecido a este, se llevo hace unos años. Las autoridades que regían la ciudad cuando aquello sucedió, declararon inmediatamente, que sería recompuesto el arco a su anterior estado. Los años pasan y el arco sigue sin reparar. Dentro de poco serán escasos los ciudadanos que tengan conocimiento de que en ese lugar había una roca con un arco natural, por el que recibía el nombre de la Horadada)- teniendo que respetar los participantes las balizas de navegación desde la 10 a la 22.
La salida fue valida a la primera, haciendolo muy pegadas la del Yamamy y la Gabriela Onofre por la baliza y más retrasada la del Marieta por el centro de la línea.
A partir de ese instante la navegación transcurrió en rumbos abiertos, siendo muy duro el control de la embarcación por los tripulantes, lo que se tuvieron que emplearse a fondo para que el rumbo sufriese las mínimas guiñadas, las que al mínimo descuido por su parte las fuertes rachas producían en los rumbos de las mismas.
Tras rebasar la boya 12 la navegación se realizo en popa cerrada, lo que convirtió a las embarcaciones en aparatos casi incontrolables, sobre todo a la hora de trabuchar para tomar la baliza, por cierto una vez mas de caña que nuevamente solo se distinguía al acercarse a ellas, mientras que las inflables dormitaban en el club.
Tras el paso de la primera marca, El Yamamay y el Gabriela Onofre encararon la ceñida solo con los problemas producidos por las fuertes rachas cambiantes, mientras que el Marieta, al fallarle la virada por avante al montar la baliza embarranco en los arenales que se encontraban en las cercanías de la misma, embarrancada de la que tras una serie de maniobras, pudo zafarse, Mientras tanto los otros dos participantes continuaban luchando contra los elementos, los que lo mismo reclamaban estrepitosamente como que aumentaban la intensidad, haciendo muy complicado el control de la embarcación. Al final la pericia de las tripulaciones hizo que consiguiesen cortar la línea de entrada sin ningún percance de importancia.

J.F.M.J.