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Ahora un record, espera va el mio. Jean-Pierre Dick establece un nuevo récord en 24 horas: 502,53 millas

Ahora un record, espera va el mio. Jean-Pierre Dick establece un nuevo récord en 24 horas: 502,53 millas

La flota, dividida en tres claros grupos. El anticiclón castiga a los barcos de cola
El frente que barre la ruta de los ocho primeros solitarios ha hecho su selección. Delante, los cinco primeros han aprovechado las excepcionales condiciones de planeo para enloquecer los marcadores. Tras el paso de ese frente, el trío Le Cam, Golding, Wavre ha tenido que levantar el pie del acelerador como consecuencia de una mar caótica. La goma se estira. ¿Llegará a romperse?

Es lo paradójico de la situación. Al navegar como lo han hecho esas últimas 24 horas, el quinteto de cabeza quizá ha encontrado la forma de preservar sus respectivas monturas: quedarse tanto tiempo como era posible en condiciones más manejables. Con una mar perfectamente ordenada, con la ayuda de una mar de fondo bastante larga, esos veleros alcanzan velocidades excepcionales sin necesidad de forzarlos excesivamente. Los solitarios conocen perfectamente los límites del trapo que pueden llevar y sus monocascos planean sobre una mar relativamente lisa. Uno tras otro, François Gabart (MACIF), Alex Thomson (Hugo Boss), Bernard Stamm (Cheminées Poujoulat) y finalmente Jean-Pierre Dick (Virbac-Paprec 3) han superado el récord de 468,72 millas que desde 2003 ostentaba Alex Thomson. Al final, con 502,3 millas en 24 horas, Jean-Pierre Dick se acerca al récord absoluto en monocascos de 60 pies, a saber las 506,33 millas que él mismo estableció con Loïck Peyron en el mismo barco.

Detrás del frente la cosa cambia. Primero hay que llevar a cabo una trasluchada complicada, traspasar de babor a estribor todo el material, estibado desde hace varios días a un lado. El brusco role del viento, de Noroeste a Suroeste, engendra un verdadero caos en el que las proas de los veleros penan para abrirse camino. Golpes, el casco sufre el asalto de las olas, y los solitarios son sacudidos en su cabina como monigotes de autos de choque. En esas condiciones, es imposible mantener las altas velocidades de los líderes. Poco a poco, se abren diferencias con el grupo delantero; Jean Le Cam (SynerCiel), líder de los perseguidores delante de Mike Golding (Gamesa) y Dominique Wavre (Mirabaud), ya lleva más de 250 millas de retraso y para este trío la cuestión más importante ahora mismo es no verse relegados a otro sistema meteorológico. Mientras, todos se reconcilian con la magia de ese océano Austral que tan bien conocen: luz baja, pájaros que siguen planeando la estela del barco, el movimiento perpetuo generado por la mar de fondo de alta mar y ese algo indefinible que flota en el aire y que les dice, a esos veteranos de la vuelta al mundo, que sí, que ya han llegado al Gran Sur.

Doble castigo

Claro que ese trío de cincuentones puede relativizar además lo incómodo de su situación comparándolo con el castigo que ha caído sobre los hombres de cola. El anticiclón de Santa Helena ha decidido recuperar sus dominios y cerrar la puerta hacia el Sur en las narices de los navegantes. Javier Sansó no quiere perder la esperanza, aunque no cree mucho en ella. “Según los modelos de meteo, parece que escapo por los pelos, pero no lo tengo tan claro”, ha escrito a mediodía.

El patrón español, Arnaud Boissières (Akena Vérandas) y Tanguy de Lamotte intentan rodear las altas presiones por el Este, intentando acercarse lo antes posible hacia el cabo de Buena Esperanza, mientras Bertrand de Broc (Votre Nom autour du Monde avec EDM Projets) busca una salida por el Oeste. Alessandro Di Benedetto (Team Plastique), mucho más retrasado, es el único que aún puede elegir.

Para los cinco el castigo puede ser duro. El pequeño retraso del principio fruto de algún incidente aparentemente de poca importancia va creciendo a medida que las puertas meteorológicas se cierran antes de llegar a franquearlas. La situación requiere tanto una buena dosis de resignación como sobre todo de capacidad de concentración en seguir haciendo correr el barco, en buscar siempre la mejor estrategia a partir de cada momento, y la perspectiva suficiente para apreciar la felicidad de estar navegando y cumpliendo el sueño de dar la vuelta al mundo. Conseguirlo es un privilegio que no se puede despreciar ni echar por la borda.

HAN DICHO...

¡Es agradable ir primero! El futuro dirá si he sido razonable, veremos si rompo o si no rompo. En principio los barcos están construidos para aguantar en esas condiciones, lo que es más complicado de medir es la duración del viaje. Muchas veces estoy de rodillas. De pie es un poco la guerra. A veces tengo la impresión de ser un anacoreta dentro de una cueva, porque los ruidos son bastante fuertes. Pero te acostumbras. La mar empieza a formarse, con olas de 4 metros de altura. Con bonitas olas blancas, como grandes cabrillas, incluso manadas de cabrillas… Se ve el frente, todo gris, o negruzco, que se nos echa encima. Dentro de dos o tres horas –siempre es difícil preverlo- tendremos lluvia, lluvia torrencial. El viento rolará y tendré que trasluchar. De momento no hay albatros, pero sí bastantes pájaros que me hacen compañía.
Jean-Pierre Dick (FRA, Virbac-Paprec 3)

He pasado toda la noche al través con una luna preciosa. Esta mañana hace mucho sol y hay una veintena de nudos. El frente vino precedido por un diluvio, pero se veía el sol a lo lejos. Hay 15° en la cabina, el sol calienta a través de las escotillas, o sea que hace buen tiempo. Las puertas de hielo están muy altas, el anticiclón nos atrapa y nos va a comer justo antes de las puertas: pasaremos de un anticiclón a otro. Aquí es magnífico, la mar es de un azul profundo, el cielo azul claro. Es un bello espectáculo, se está bien en medio del océano, en medio de la nada.
Dominique Wavre (SUI Mirabaud)

El frente llegó bastante rápido. Aunque estaba semipreparado, fue bastante complicado porque el role fue muy fuerte y nos provocó mucha mar. El barco daba muchos saltos y no era lo mejor para trasluchar, pero no hubo problemas. Ahora te sientes un poco raro, porque llevaba tanto tiempo escorado del otro lado que tienes la sensación de que todo está al revés. No tengo muchos problemas para dormir, siempre que el barco y las condiciones sean estables y no tengas que estar trimando las velas todo el rato. En el Atlántico he dormido muchas veces frente a la mesa de cartas, pero puedo dormir en mi litera, meterme en mi saco y estar calentito; es bastante cómodo.
MIKE GOLDING (Gamesa)

Tanguy empieza a atraparme, no puedo despistarme y estará apretado. No hay que ponerse nervioso, tengo que apechugar con el tiempo que hace. He optado por ir por el norte, es verdad que es complejo, las próximas horas y el domingo no habrá descanso. Bertrand me dijo ayer que teníamos que tener paciencia, porque el fin de semana puede ser complicado. Llevo el timón en los momentos de transición, cuando izo una nueva vela o cuando el viento o la mar cambian. Pero llevo menos la caña de lo que pensaba. Confío en mi piloto, hace bien su trabajo. ¡Y se lo agradezco!
Arnaud Boissières (FRA, AKENA Vérandas)

Todo va bien, va rápido. Sigo delante del frente, siempre a toda velocidad. Descansar es parte del oficio de navegante, hay que saber descansar en el momento adecuado. Me he puesto las botas, el gorro, en pocos días la temperatura ha bajado una decena de grados, y refrescará aún más cuando haya pasado el frente. Creo que estoy muy cerca del frente, sigo amurado a babor. Tendré que trasluchar.
François Gabart (FRA, Macif)