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El alumno aventajado François Gabart franquea el Ecuador a primera hora de la tarde y va a por el record del maestro

El alumno aventajado François Gabart franquea el Ecuador a primera hora de la tarde y va a por el record del maestro

- Cubre el recorrido desde Les Sables en 66 días y mejora en más de cinco días y medio el récord anterior, de Michel Desjoyeaux. - La compleja situación meteorológica en el Atlántico Sur dificulta la progresión de Sansó y sus rivales. A medida que la cabeza de la flota se acerca a las calmas ecuatoriales, los perseguidores de François Gabart están al acecho para detectar cualquier posible error del patrón del MACIF. En una atmósfera cada vez más inestable, con una situación meteorológica que se anuncia compleja en el Atlántico Norte, los aspirantes al podio revisan sus ambiciones al alza.

MACIF ha franqueado el Ecuador geográfico, pero el verdadero juez de paz será la frontera atmosférica entre los hemisferios Norte y Sur, que son las calmas ecuatoriales. En su estela, Armel le Cléac’h (Banque Populaire) ha recuperado su aire de ganador nato y recuerda que no se vende la piel del chacal –ese es el apodo de Le Cléac’h- antes de haberlo abatido. También Jean-Pierre Dick (Virbac-Paprec 3), que ha vuelto a encontrar su punta de velocidad, sueña con rebelarse contra la jerarquía de los dos primeros, mientras Alex Thomson (Hugo Boss) asegura que el podio está a su alcance.

El gran rodeo
Es evidente que las calmas ecuatoriales pueden provocar muchas sorpresas, por mucho que en estos momentos no parezcan causar graves problemas. Las masas nubosas capaces de bloquear la máquina del viento parecen poco activas, pero esto puede cambiar en cualquier momento: si por algo se caracteriza esa zona es por sus súbitos cambios de humor.

Pero sobre todo lo que despierta las esperanzas del grupo perseguidor de Gabart es la situación en el Atlántico Norte. El anticiclón de las Azores y el de las Bermudas parecen querer fusionarse dentro de dos o tres días, formando una barrera anticiclónica que cerraría todos los caminos más o menos directos hacia Les Sables d’Olonne. Llegar al puerto de la Vendée podría exigir un gigantesco rodeo por el Oeste, con vientos bastante flojos. En esas condiciones, las oportunidades para los perseguidores pueden multiplicarse. Hoy, las últimas estimaciones indicaban que la cabeza de la regata podría encontrarse a 1.000 millas de Les Sables el próximo 24 de enero. Pero nada es seguro con previsiones meteorológicas a nueve días vista.

Oeste o Este, al borde de un ataque de nervios
Detrás de la banda de los cuatro, el pelotón sufre también una meteorología especialmente caprichosa. Un pantano barométrico entre dos masas anticiclónicas –algo similar al muro que pueden encontrar los primeros camino de Les Sables- complica el paso hacia el Norte. Jean Le Cam (SynerCiel) protege la izquierda ante el ataque de Mike Golding (Gamesa) por el Este. El francés confía en sacar provecho de una pequeña depresión tormentosa que se está formando en las inmediaciones de cabo Frío (Brasil), al sur de Rio de Janeiro. Su rival británico, en cambio, prefiere buscarse la vida por el Este, a fin de ser el primero en llegar a la curvatura del anticiclón de Santa Helena.

Le Cam puede recordar la partida a tres que libró con el mismo Golding y Vincent Riou en esta misma zona en 2005. Entonces Le Cam optó por el Este y se vio superado tanto por Riou como por Golding, antes de que este le cediera el segundo puesto al sufrir una avería de driza de la mayor. No es, desde luego, el mejor recuerdo del patrón del SynerCiel, pero no sería de extrañar que lo tuviera muy presente en sus análisis de estos momentos.

Experiencia e intuición
Detrás, la lucha es igual de encarnizada entre Javier Sansó (ACCIONA 100% EcoPowered), que se ha ido hacia el Este, Arnaud Boissières (AKENA Vérandas), en el Oeste, y Dominique Wavre (Mirabaud), en el centro. Como comentaba el navegante suizo este mediodía, no es por atavismo nacional que ha optado por una posición neutral, sino porque, en la duda, la ruta directa le parece la más sensata. Quien primero se escabulla de los tentáculos de la enorme encalmada se llevará el gato al agua. Boissières es quien necesita mejores condiciones para compensar que será también quien más millas deberá recorrer en su camino hacia el Norte.

Los ordenadores sirven de poco en esos casos. Primero, porque los modelos meteorológicos cambian casi constantemente; segundo, porque cuanto menos viento hay, menos aciertan los pronósticos y más influyen en las predicciones de velocidad de los barcos; y tercero, porque con tan poco viento y tantos cambios, es casi imposible que un solitario iguale la velocidad teórica a la que puede avanzar su barco. Hay que fiarse, pues, de la intuición; o, si se prefiere, de la experiencia y de la observación de la Naturaleza en la que todos ellos están inmersos desde hace más de dos meses: nubes, olas que pueden subyacer en los movimientos del agua, color del cielo.

Solo en el Pacífico
Alessandro Di Benedetto es ahora el único solitario de la Vendée Globe que navega en el Pacífico. El patrón del Team Plastique debería doblar el cabo de Hornos dentro de dos días, pese a su avería de la driza de genáquer que lo priva de esta vela de proa, muy eficaz con vientos portantes.

Una selecta cofradía
Para Bertrand de Broc (Votre Nom autour du Monde avec EDM Projets) y Tanguy de Lamotte (Initiatives-cœur), el Pacífico ya queda por popa. Tanto uno como otro han vivido con intensidad ese paso de un mundo a otro. Con toda lógica, Tanguy de Lamotte ha mostrado una emoción especial al entrar a formar parte del reducido mundo de los navegantes solitarios cabo-horneros. Entrar en una selecta cofradía de apenas un centenar de personas en todo el mundo no es algo que se consiga todos los días. En esta Vendée Globe, lo habrán conseguido cuatro patrones: François Gabart, Alex Thomson, Javier Sansó y Tanguy de Lamotte. Si bien el español y el británico ya habían franqueado el mítico cabo, no lo habían hecho nunca en solitario. Alessandro di Benedetto sí ha pasado por Hornos en solitario –hace dos años completó la vuelta al mundo en solitario sin escalas en un pequeño barco de 6,50 metros-, pero no en regata.