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Hugo Ramón remonta el día de su cumpleaños y navega en la zona alta de la flota de Mini Transat. El luso Lobato tocomo una bala hacia Madeira

Hugo Ramón remonta el día de su cumpleaños y navega en la zona alta de la flota de Mini Transat. El luso Lobato tocomo una bala hacia Madeira

El navegante mallorquín Hugo Ramón, uno de los seis españoles que participa en la regata Transat 6.50, considerada como el "Everest" de la clase Mini, ha celebrado hoy su 24 cumpleaños camino de Madeira y navegando en la zona alta de la flota a bordo del Nassau Beach Club, de seis metros y medio de eslora.

A pesar de su juventud, esta es la tercera transatlántica en solitario del regatista del Real Club Náutico de Palma.

Hugo Ramón ocupaba la undécima posición, sobre un total de 49 participantes en la clase Serie, y se encontraba a menos de 50 millas del líder, el portugués Francisco Lobato, que además lideraba de forma sorprendente la general absoluta, por delante de todos los prototipos.

El Nassau Beach Club, que se encontraba situado frente a las costas de La Coruña y se dirigía al Cabo Finisterre a una velocidad de siete nudos, había conseguido remontar siete posiciones en menos de 24 horas al optar por la opción sur, más pegado a tierra.

Era, en esos momentos, el español mejor clasificado de una flota que navegaba bastante agrupada y donde el baile de clasificaciones era constante.

El paso de Finisterre es uno de los puntos clave de la Mini Transat, dado que, por norma general, los vientos descienden a la salida del Golfo de Vizcaya y es más difícil remontar posiciones.

La organización de la regata previó el día de la salida, el pasado domingo, que los primeros prototipos podían llegar a Madeira (final de la primera etapa) entre el 18 y el 19 de septiembre.

Sin embargo, una de las grandes sorpresas de la edición de este año está siendo -al menos hasta ahora- la menor distancia que separa a los series de los protos, barcos estos últimos mucho más extremos y ligeros, y que en la inmensa mayoría de los casos juegan con la ventaja de estar equipados con quillas pendulares.

Aunque todavía queda mucha regata, la llegada de Francisco Lobato a Finisterre en la primera posición de los 84 participantes a bordo de un barco de serie (en su caso un Pogo) prueba no sólo la enorme pericia de este navegante portugués, sino también la eficiencia de los barcos Mini fabricados a partir de un mismo molde.

El barco de Hugo Ramón, un modelo Zero diseñado por Lombard y construido en Mallorca en 2005, navega también en la proa de un buen puñado de prototipos, entre ellos el del ibicenco Juan Carlos Sanchís, del Club Náutico Sant Antoni de Portmany, que está realizando una espectacular remontada tras sufrir una colisión con un rival en la salida en La Rochelle.

Este incidente obligó a Sanchís a regresar a puerto para hacer una reparación mientras toda la flota ya navegaba rumbo a Madeira.

Mala suerte la del navegante francés Davy Beaudart en la «Transat 6,50». En su hoja de ruta tenía previsto recorrer 4.200 millas de navegación por el Atlántico, pero al final sólo pudo hacer 300: las que separan la localidad francesa de La Rochelle del puerto deportivo gijonés. Ahí se acabó la participación del regatista. El navegante de 24 años, lleva ocho años participando con éxito en competiciones de vela internacionales, tuvo que acabar refugiandose tras la avería eléctrica que sufrió su embarcación, el «Port à sec Guy Beaudart», en la primera etapa de la competición. Tras muchas horas de pelea y de desvelo, y cuando llevaba poco más de 200 millas de su ruta recorridas, asumió el problema y decidió navegar hasta Gijón, adonde llegó a las nueve y media de la mañana de ayer. Al menos el puerto no le era desconocido ni hostil, ya que el pasado mes de mayo resultó vencedor aquí en una de las etapas de otra competición, la «Mini-Pavois», prueba puntuable precisamente para la «Transat 6,50».
«Tuve mala suerte», sostiene el deportista antes de relatar cómo se le llenó de agua parte del material eléctrico de navegación. A mediodía de ayer, y con muchas horas de desvelo a sus espaldas, reconocía con cara de agotamiento que «lo que necesito es descansar y dormir».