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Vendée Globe. Bernard Stamm: “No he aprendido a navegar; es mi lengua materna”

Vendée Globe. Bernard Stamm: “No he aprendido a navegar; es mi lengua materna”

Vencedor de dos vueltas al mundo con escalas (2003 y 2007), Bernard Stamm nunca ha completado una Vendée Globe a pesar de dos tentativas en 2000-2001 y 2008-2009. Con uno de los barcos más recientes de la flota de esta séptima edición, el patrón suizo de Cheminées Poujoulat espera lograrlo esta vez. Para alcanzar otro objetivo todavía más prestigioso…

Bernard Stamm ¿cómo llegó al mundo de la vela?

Me subieron a un barco antes de aprender a andar. Se ha hablado mucho de que era leñador pero los seis años que trabajé en el bosque fueron más bien un paréntesis en mi carrera en la vela. En este sentido, no tengo el mismo recorrido que regatistas con una progresión regular. Mis padres tenían un velero en el lago Léman. No he aprendido a navegar; es mi lengua materna. Hacía muchas regatas pero empecé a competir en la Mini Transat, ya con más de treinta años.

¿Cómo pasa uno del lago Léman al océano?

Entre el periodo en que trabajé en el bosque y las regatas oceánicas, pasé seis años en barcos de la marina mercante y doce en tareas de transporte y patronaje. He vivido cerca de quince años en el mar, era mi casa. Cuando vuelvo a Suiza me dicen que soy francés, pero antes de desembarcar en Francia viví quince años en el mar.

¿Cuál es la historia de la colaboración con Cheminées Poujoulat?

Todo empezó en 2003. Hasta entonces, tenía un espónsor suizo [Bobst Group] que me apoyó en el primer BOC [BOC Challenge, vuelta del mundo con escalas, llamado posteriormente Around Alone desde la edición 2002, y después Velux 5 Oceans en 2006] y como funcionó bien, decidieron terminar el patrocinio, pues ya habían alcanzado sus objetivos. Aún quedaba Armor Lux, pero no era suficiente. Después de la victoria en el BOC, hubo un periodo un poco incierto porque buscaba, pero no encontraba. Después Cheminées Poujoulat se pusieron en contacto conmigo y desde entonces hemos construido una relación de confianza. Por su parte, buscaban un patrón que fuera propietario de su barco y sobre todo, querían desarrollar un proyecto potencialmente ganador.

¿En qué consiste es el proyecto Rivages?

Mi trayectoria es un poco especial porque era propietario de mis barcos. En el primero que construí, tenía un amigo suizo, ya fallecido, que me prestó el dinero necesario para construir el barco. Cuando falleció, su hermano y la fundación familiar han tomado el relevo. La propiedad del barco fue una losa pesada para mi. Pedí un préstamo bancario para adquirir el segundo barco pero cuando acabé en las rocas de las Kerguelen… [en la edición 2008-2009 de la Vendée Globe) fue dificil de llevar, quería concentrarme únicamente en el aspecto deportivo pues Rivages asumió la propiedad del barco; son armadores. Yo alquilo el barco y me lo ponen a punto. A parte de esto, son mecenas de la escuela politécnica de Lausana. Por ello, tenemos una cooperación con esta escuela con la cual hemos desarrollado muchos proyectos científicos. Algunos van relacionados al rendimiento, otros a la construcción, y hasta ahora. También hemos creado un mini-laboratorio para medir la calidad del agua a lo largo del recorrido. Esto es el proyecto Rivages.

 

“Antes de ganar hace falta acabar”

Aspira claramente a la victoria en la Vendée Globe…

Sí. De todos modos he tomado siempre la salida de una carrera para intentar ganarla. Si no, no tiene ningún sentido. Después, la suerte depende también de los demás competidores. Pero antes de ganar… ¡hace falta acabar!

 

SAILING - PRE-VG 2012-2013 - PORTRAITS SKIPPERS - PARIS (FRA) - 26/09/2012 - PHOTO : VINCENT CURUTCHET / DPPI - STUDIO BERNARD S© Vincent Curutchet / DPPI

¿Cuál es su mejor recuerdo en un barco?

Hay muchos, pero el mejor es la primera victoria en una vuelta del mundo. Había construido un barco para la Vendée Globe 2000-2001. La cosa no prosperó pero di por bueno todo lo que hice con ese barco, pues fue una bonita recompensa.

¿Y el peor, el abandono en las islas Kerguelen?

No. No es muy buen recuerdo pero me permitió ver las Kerguelen. ¡Seguramente nunca habría ido allí si no! (Risas). A mal tiempo, buena cara. El peor recuerdo es de la primera etapa de la Around Alone 2002-2003, cuando por un error de detección del piloto se inclinó el barco y acabé subido al mástil con los pies en el agua. Lo pasé mal. En estos barcos, casi siempre nos anticipamos a los acontecimientos y las cosas raramente se nos escapan de las manos, pero aquello fue una excepción.

Y las Kerguelen, ¿cómo son?

No hay ni un árbol. Hay piedras y hielo con colonias de elefantes y leones marinos... Es muy salvaje y está bañado por las depresiones. ¡Hay dos tormentas por día!

¿Qué es lo que teme más de la Vendée Globe?

Que se rompa algo. Todo el trabajo, la energía, la esperanza de la gente, todo al garete. Después, las roturas van ligadas a menudo con un error de alguien del equipo. También la mala suerte, como lo que tuvimos el año pasado en la Jacques Vabre, cuando tuvimos que regresar en un contenedor. Todo el trabajo para nada. Y además esto añade trabajo extra porque después hace falta reparar el barco.

¿Teme a la soledad?

No, no me da ningún miedo. Es una condición que acepté al inscribirme en la Vendée Globe. No estoy del todo solo durante tres mes. No estoy allí esperando, pues hay la carrera. Cuando tengo un poco de tiempo, duermo. No hay mucho tiempo para dormir ni para pensar en la soledad. A veces pienso en ello, cuando necesitaría ayuda, tener un parecer sobre algo o al colgar el teléfono.

 

“No me gustan nada las doldrums”

 

¿Está impaciente por volver a los mares del sur?

Sí. Prefiero el mar, la naturaleza. Es un sitio relacionado directamente en la naturaleza, esto no se encuentra en ninguna otra parte. En todas partes hay cosas que nos protegen, pero no allí. Nuestra protección se basa en adaptarse al ritmo de la naturaleza. Y además es un sitio precioso, salvaje.

 

 

Bernard Stamm 2012© Jean-Marie Liot / DPPI

 

¿Cuál es el sitio que más teme del recorrido?

No hay un sitio que tema especialmente. Cada sitio tiene sus especificidades que es necesario tomar en cuenta seriamente. Por ejemplo, no me gustan nada las calmas ecuatoriales. Si hay un sitio que temo, es este. Se puede atravesar tormentas terribles y sin velocidad, porque cerca de las tormentas no hay viento. Ha habido relámpagos que han caído bastante cerca del barco para sentir el peligro. Te dices que el próximo te va a tocar y te va dejar sin electricidad cuando quedan todavía 17.000 millas para completar la vuelta al mundo. Hay una cuestión de suerte también en este sitio, lo que no sucede en el resto del recorrido. Además, las calmas son una zona que no es fija pues puede moverse con nosotros y allí, esto puede durar mucho. Así es que no me gusta esta zona.

¿Teme particularmente los icebergs o se siente tranquilo con las puertas de los hielos?

No me da miedo pero estoy atento. En absoluto estoy en contra de las puertas de los hielos. Comprendo que ellos [la organización] las pongan pero esto significa que ponen en duda nuestra capacidad de elección. Consideran que no podemos decidir nosotros mismos no ir. Es solo su opinión, así que es normal que las pongan. Pero los icebergs ya no son la ruleta rusa que eran antes. Allí, hay medios de seguirlos, saber anticipadamente qué icebergs pueden encontrarse en el recorrido y cuales van a generar otros pequeños icebergs.

¿Es supersticioso?

No pero como temo de veras los problemas, no quiero tentar lo suerte, sino ponerla de mi lado. Dicho esto, no soy nada supersticioso.

 

“Es necesario escuchar al barco”

 

¿Cuáles son sus pasatiempos en el barco?

A parte de arreglar el barco, llevo el timón, duermo, estudio la meteorología, intento comer y controlo el barco. Y con todo esto, ya han pasado 24 horas. Pues a parte no hago gran cosa. Después, cuando puedo, leo un poco o escucho música. Es lo práctico de los ordenadores, se puede llevar muchas cosas sin necesidad de un anexo con biblioteca. Si escucho toda la música que llevo de una vez, tengo para 26 días. Pero si puedo escuchar diez horas de música en la Vendée Globe, ya es mucho. No pongo nunca música de fondo sonoro. Debo escuchar al barco, quiero oir el menor ruido. Con música de fondo, no voy a oir si hay un problema.

Bernard Stamm à bord© Jean-Marie Liot / DPPI

¿Ha tenido alucionaciones por falta de sueño?

Sí, me ha pasado. Y cuando pasa es que lo has gestionado muy mal. Hay toda una fase de sueño en que baja tranquilamente y después llega el sueño profundo. Luego esto remonta y para reconectarse a la realidad, hay los sueños. Se le llama el sueño paradójico. Es justo debajo del estado despierto. Cuándo no se duerme lo suficiente, los sueños intervienen mientras se está despierto. Son las alucinaciones, una manera de soñar despierto. He llegado a creer que había alguien a bordo pero de hecho esto era mi impermeable que se secaba. Es una interpretación de la realidad, que puede estar muy lejos de la realidad. A menudo, esto no tiene ningún sentido pero hay una base real. A veces, cuando estoy muy cansado, tengo la impresión que la mar sube. La mar es considerada plana pero aun así… ¡Iría menos rápido si subiese! (Risas)

¿Qué opina del monotipo?

En el marco del IMOCA, creo que no es una buena cosa. Yo no creo que la clase esté preparada para gestionar un monotipo. Se dice que permite controlar los costes, lo que es más o menos cierto respecto al barco -y para que sea cierto, tienen que ser rigurosamente los mismos barcos- pero no es esto lo que reduce los costes de funcionamiento, al contrario. Sobretodo es la Vendée Globe, que permite soñar. Hay una aventura antes de la regata. Es interesante para los patrocinadores, para el público y para nosotros. Y además los barcos tienen prestaciones diferentes en ciertos aspectos, no funcionan como los caballitos. De un golpe, se sale en todos los sentidos. Es mucho más interesante para la gente que no conoce en absoluto la vela. A parte de los especialistas no hay mucha gente que siga estas competiciones porque las ve complicadas de entender. Deportivamente es súper interesante para los que lo hacen pero es muy complicado de seguir y esto no hace soñar. Y además, hay lo que se ha hecho con nuestro barco… se ha concebido algo, se ha creado algo. Esto no habría sido posible con la monotipia. Esto nos obliga a reflexionar porque los demás también reflexionan por su lado. Es por esto que estoy en contra. El problema económico no va a resolverse con la monotipia.

¿Ya tiene proyectos para después de la Vendée Globe?

En cada preparación para la Vendée Globe, lo he hecho así. Aquí, con los patrocinadores, hemos llevado el proyecto hasta la Jacques Vabre 2013, así no hay necesidad de como esto se no ha necesidad de plantearse de cuestiones. Durante la preparación, no es el momento de hablar de ello. Se sabe que vamos a hacer la temporada 2013 y además al regresar tendremos más tiempo y más datos para reflexionar.