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Vendée Globe. Bertrand de Broc: “No he tenido que forzar mi destino”

Vendée Globe. Bertrand de Broc: “No he tenido que forzar mi destino”

Con su proyecto Votre Nom autour du Monde, Bertrand de Broc se llevará con él a miles de personas a través de los océanos. Ante su tercera participación en la Vendée Globe, este gran señor en los valores sencillos nos explica su proyecto.

¿Cómo se siente cuando ya se acerca la salida?

Todo va bien. Empiezo a entrar en la meteorología y en todo lo que afecta a la regata. Todavía tenemos bastante trabajo en el barco, pero estará listo a tiempo. Ahora ya lo sé.

Cuando se piensa en la Vendée Globe, una imagen vuelve constantemente a la memoria colectiva, la de Bertrand de Broc y su famosa lengua. ¿Cómo vive esa asociación?

Es complicado deshacerla. Forma parte de una de las leyendas de la Vendée Globe que quedan grabadas en la cabeza de mucha gente. Apecho con ello. No puedo negar que me ha permitido entrar en contacto con bastantes empresas. Mucha gente me conoce por ello. Es un poco mi tarjeta de presentación. Espero que después de esta Vendée Globe, la cosa cambie.

¿Cuáles son sus mejores recuerdos en el mar?

Mi primera regata de Figaro forma parte de mis mejores recuerdos. Apenas tenía 19 años y prácticamente ninguna experiencia de navegación. Mi entrada en el puerto de Concarneau fue un gran momento. También el paso por el cabo de Hornos queda como un momento inolvidable. Incluso momentos más difíciles quedan como un hermoso momento, como mi vuelco hay 16 años y mi rescate en helicóptero. Mi escala en Ushuaia también fue extraordinaria.

Va a su tercera Vendée Globe. Después de dos abandonos, ¿qué espera de esta edición?

Como los demás participantes, creo que primero hay que acabar y acabar en un lugar correcto. Es imposible hacer cábalas en esta regata; ¡es tan aleatorio! Intentas prepararse lo mejor posible, preparar bien el barco, hacer todo lo posible para que no suceda nada. Pero en el agua, no se está a salvo de nada. Quien hace los 100 metros ve la línea de llegada delante. Nosotros tenemos que pasar tres cabos, 40.000 kilómetros de regata, un barco y la persona que gestionar.

¿Qué medios ha tenido para intentar de llevar a cabo la Vendée Globe?

El objetivo, cuando arrancamos ese proyecto en el mes de enero, era primeramente encontrar un buen barco, que fuera fiable. Nos focalizamos después en el barco, que era el antiguo Brit Air, y nos dijimos que si este barco no hubiera estado allí, el asunto habría sido muy complicado. Tuvimos una suerte inaudita de haber podido adquirirlo rápidamente. Se puso el barco al agua tardíamente, el 25 de junio, lo que implicó que no estuvo operativo hasta principios de julio. Y eso que el barco estaba a punto cuando lo compramos. Venía de la Ruta del Ron, donde había acabado segundo. Lo fiabilizamos, lo puse a mi gusto. Apenas he navegado una veintena de días en solitario. Aún no lo conozco bien, necesitas un centenar de días para aprender a hacer andar un barco de verdad; he hecho veinte, o sea que a la llegada de la Vendée Globe sabré hacerlo andar bien.

“Un entusiasmo bastante consecuente en torno al proyecto”

Se va a bordo del Votre Nom autour du Monde. ¿Podría hablarnos un poco más sobre ese proyecto que inició a finales de enero?

Es una operación que ya habíamos hecho en 1996 y que funcionó. En enero, ya no había ninguna posibilidad de encontrar grandes patrocinadores, por lo que relanzamos la operación Votre Nom autour du Monde. En esta ocasión, conocimos a René Camart, el presidente de EDM, que nos ayudó a comprar el barco. Después hemos conocido a jefes de empresas que han unido al proyecto, que han hecho que hayamos llegado, pero no sin dificultades.

¿Tuvo miedo de que el proyecto no cuajara?

Era el riesgo. Cuando lanzamos el proyecto a finales de enero, había tanto trabajo que hacer que un mes después no teníamos ni idea de si el proyecto sería factible. Pero poco a poco notamos que había entusiasmo. Y cuando conseguimos comprar el barco con EDM, nos dijimos que ya habíamos conseguido una buena velocidad. Luego, hizo falta un presupuesto para comprar velas adicionales, aunque en aquel momento el barco ya estaba listo para salir. Todo el presupuesto que buscamos sirve para las mejoras. Poco a poco hemos conseguido tener casi todo lo que queríamos. Ahora todavía buscamos presupuestos para mejorar la comunicación durante la Vendée Globe.

¿Cuándo supo que los fondos recogidos serían suficientes?
Tan solo en el mes de julio, a partir del momento en que el barco estuvo en el agua. Notamos un entusiasmo bastante consecuente en torno al proyecto.

“Mucha gente se para delante el barco, lo fotografían, están intrigados”

A través de su proyecto llevará a miles de personas alrededor del globo. ¿Hacer soñar a la gente le inspira?

Es el objetivo mismo de la Vendée Globe. Esta regata no puede funcionar si no hay entusiasmo. Como en todos los deportes, sin público esto no puede funcionar. Hemos puesto nuestro grano de arena. Hemos traído gente a la Vendée Globe, la hemos ido a buscar. Tenemos un público de aventureros, de corredores y de regatistas de todo el mundo que seguirán la Vendée. Es una gran competición que, a mi parecer, irá a tope muy rápidamente.

En su proyecto ha trabajado en familia. ¿Esta dimensión es importante para usted?

Mi mujer se ha ocupado de toda la comunicación y del aspecto gráfico del barco, de la web. Mi hermana también trabaja con nosotros, así como mi hermano. Muchas personas nos ayudan. Mucha gente se para delante el barco, lo fotografía, está intrigada. Es quizás un inicio de un patrocinio un poco diferente. Como por aquí pasa mucha gente, lo encuentro magnífico. Hay barcos muy bonitos que exigen mucho trabajo por adelantado, de arquitectura, de construcción.

¿Cómo ha gestionado las mejoras aportadas al barco sabiendo que su presupuesto se ha conseguido poco a poco?

Desde los meses de julio-agosto ya habíamos acabado las pequeñas mejoras. Sobre todo en cuanto a seguridad, tecnología y alguna elección de velas. Al final no había gran cosa que mejorar, porque nuestro predecesor ya lo había optimizado todo para la Ruta del Ron. El barco ha sido sobre todo depurado, el 90% de las cosas estaban bien.

¿Puede describirnos la regata con sus propias palabras?

Es una regata especial, que exige, además de ser navegante, ser un buen gestor de sí mismo. También te tiene que gustar estar solo y hacer reparaciones. Es una regata que también se juega mucho con la cabeza. Esta regata es asombrosa, es más que el navegante del domingo. Pide mucho control del barco, constantemente e incluso mucho antes de la salida.

“Mi primera Vendée Globe me la propusieron”

¿De dónde le viene esa pasión por la vela?

Vino por el hecho de que empecé a navegar pronto. Siempre he vivido al borde del mar, y eso ha sido casi natural. Tuve oportunidades, no tuve que forzar demasiado mi destino. La primera vez que hice la Figaro, me lo propusieron. Me fue muy bien, acabé séptimo y ni siquiera tenía 19 años. Fue un encadenamiento de relaciones, de conocimientos. Mi primera Vendée Globe también me la propusieron y todo se encadenó así.

¿Por qué ha esperado 16 años para volver a la Vendée Globe?

Fue debido en una sucesión de oportunidades en otras regatas. En 2008 firmé un contrato de tres años con Intermarché para hacer transats en Figaro. Para este año, sabía que podía tirar de un hilo, físicamente me encontraba bien y lanzamos el proyecto. Tenía ganas de ir. Apostamos por este barco, lo conseguimos. Era un poco como si tuviera que hacerla. No me planteo la pregunta: ‘¿Por qué no antes? ¿Por qué ahora?’. Miro hacia adelante. Hemos conseguido traer el barco a Les Sables d’Olonne y poca gente creía que podríamos hacerlo, pero sí la suficiente para permitirnos llegar. Nos ha rodeado gente muy competente y ha funcionado. Creo que el hecho arriesgarse hoy, en 2012, ha motivado a los patrocinadores. Aunque para una regata como la Vendée Globe los riesgos son relativos. La regata la siguen miles de personas, durante tres meses. Los retornos sobre la inversión son importantes.

¿Qué opina sobre la participación de este año?

Es una buena participación. Hay veinte barcos, ya está bien por tratarse de la vuelta al mundo; incluso si ha habido alguna edición que ha tenido más participantes. En cuanto a las empresas, es lo mismo, algunas veces ha habido más, otras menos. Harían falta muchos más extranjeros.

¿Qué le inspiran los 76 días de regata anunciados?

Para mí es un poco rápido. La última vez mi barco necesitó 89 días. Solo hay cuatro personas que lo hayan hecho en menos de 90 días. Los 76 días no son importantes para mí, es demasiado pronto. Es mejor que todo el mundo llegue en buen estado.

Se le nota feliz y orgulloso de llevar a cabo este proyecto.

Hay motivos para sentirse así, lo hemos conseguido. Ahora me toca a mí conseguirlo…