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Atenas 2004. La selección española, con representación en todas las clase

La vela española ha llegado a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 dispuesta a recuperar el brillo de las medallas que se perdió en Sydney, donde los metales estuvieron ausentes por primera vez desde hacía 24 años.

La Federación Española de vela, con su presidente Gerardo Pombo, elegido tras la cita olímpica australiana, a la cabeza, elevó el nivel de exigencia para viajar a Atenas y, con ello asegurarse, en lo posible, la posibilidad de alguna de las medallas en juego.

El plan de preparación para los Juegos del equipo preolímpico, primero, y del definitivo después, dio sus primeros frutos al convertirse España en uno de los únicos seis países que lograron la clasificación para los Juegos en todas las clases olímpicas. Australia, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, acompañan a España en ese honor, lo que da muestras del potencial, a priori, del equipo hispano.

Plaza en todas las clases

Pese a tener plaza en todas las clases, no se aseguró la presencia de regatistas españoles en ellas. Para llegar a Atenas había que ganárselo con sudor y resultados. Así, la obtención del billete para la capital griega pasaba por quedar entre los ocho primeros en el mundial y/o europeo de la categoría, lo que se logró en todas las clases, salvo en Mistral Masculino, donde finalmente se incluyó a Iván Pastor pese a quedar décimo por su trayectoria y esfuerzo realizado.

La preparación del equipo, dirigida por José María Benavides y Jane Abascal, ha sido durante este último año muy dura y prácticamente ha transcurrido, tras los mundiales de Cádiz, en aguas griegas, con pequeñas salidas para participar en regatas internacionales del máximo nivel, así como a los correspondientes europeos y mundiales.

Todo esto se ha traducido en un equipo que, según palabras del presidente de la RFEV, "es el mejor de la historia", con posibilidades de medalla en un buen número de clases.

Sin duda, y tras los resultados obtenidos, la principal baza para alcanzar un oro es la de la clase 49er. en la que Iker Martínez y Xabi Alonso han dominado con mano de hierro. Sus títulos mundiales en 2002 y 2004, este último precisamente en aguas atenienses, los coloca como máximos aspirantes a lograr el oro.

Por contra, esa misma presión que provoca el tener encima todas las miradas pueden pasarle factura, pero si la superan, el podio está asegurado. A tenor de lo ocurrido en los últimos 12 meses, en realidad los que más cuentan son Finn, Tornado y los dos 470.

Rafael Trujillo, en la primera de ellas, se ha situado en el segundo puesto de la clasificación de la clase que publica la ISAF tras la medalla de plata de los mundiales de Cádiz. Su progresión ha sido constante y cada vez se muestra más seguro en su táctica y con un gran potencial en lo que se refiere a estado físico, muy exigente con esa embarcación. Natalia Vía Dufresne y Sandra Azón, en 470 femenino, es otra de las bazas españolas, especialmente con vientos flojos y medios. El bronce no es en absoluto descartable.

Con esas mismas posibilidades se encuentran, en el 470 masculino, Gustavo Martínez Doreste y Dimas Wood, que forman pareja desde hace tan solo un año, lo que no les ha impedido estar ya perfectamente compenetrados a bordo, han ido mejorando paulatinamente en sus salidas. Su tercer puesto en el mundial de la ISAF así lo atestigua.

El Tornado, que tiene como protagonistas a Fernando Echavarri y Antón Paz, se han convertido en habituales en los puestos de cabeza en las últimas competiciones. El cuarto puesto logrado en el mundial disputado en El Arenal dan muestras de un potencial y de una regularidad que pueden llevarles al podio. Ultimamente han mejorado su rendimiento con vientos flojos, su talón de Aquiles.

En el resto de las clases Blanca Manchón sorprendió en el último europeo del Mistral femenino con la medalla de plata, muestra palpable de la progresión de esta joven regatista de tan solo 17 años. Su juventud puede ser, a la vez, un obstáculo y una ventaja, pues puede encarar las regatas con desparpajo y sin presión.

La presión es uno de los grandes problemas de Neus Garriga con el Europe. Si logra olvidarse de ella y hace sus regatas puede ser una de las sorpresas del equipo, tal y como ocurrió en Sydney, donde rozó la medalla de bronce.

En Mistral masculino Iván Pastor ha sido el último en incorporarse al equipo español. Su progresión ha sido buena y aunque se quedó un poco corto en los resultados, con lo que en principio se quedó descolgado del equipo nacional, al final los técnicos decidieron incluirle dada su progresión constante en los últimos meses.

Esperanzas en Laser y Yingling

Luis Martínez Doreste ha trabajado mucho en los últimos meses en busca de mejores resultados con su embarcación, el Laser. El resultado ha sido bueno, pues ha mejorado sensiblemente su rendimiento y velocidad de su barco. El diploma, en una clase en la que las medallas van a estar muy caras, sería un buen resultado, aunque, como en todos los casos, nada es descartable.

Roberto Bermúdez y Pablo Arrate, en Star, han logrado buenos resultados en los últimos meses, consiguiendo algunas victorias parciales que han acrecentado la esperanza de un buen resultado en la cita olímpica. Mejor si no hace mucho viento.

En la clase debutante, el Yngling, Mónica Azón, Gracia Pisonero y Marina Sánchez tienen algo muy importante a su favor: la gran fe que tienen en sí mismas. Además, si antes tenían como asignatura pendiente su rendimiento con vientos flojos o moderados, esta ha sido aprobada con buena nota tras el cambio de barco, que les ha dado un plus de velocidad que antes no tenían.

Ahora, capaces de navegar bien con todo tipo de viento, sus opciones han mejorado sensiblemente y ya se encuentran entre los seis equipos que, seguramente, se jueguen los puestos de medalla. En cualquier caso, esta es una clase que debuta en los Juegos, por lo que todo es posible pues las referencias con las rivales son escasas.