14 de noviembre, 10.30

Los asistentes suman ya 21. El director de Marina Mercante analiza la situación. Y, por primera vez, comunica al Cecop el dato clave. "Explica que se ha dado la orden de cambiar la ruta del barco y alejarlo de la costa española, extremando las precauciones para evitar las tensiones en su estructura (se trata de un barco muy antiguo que no ha pasado inspecciones comunitarias desde 1999)". Su discurso es agridulce: "Se quiere trasladar a los presentes un mensaje de optimismo y esperanza, ya que se están consiguiendo medios suficientes por si se produce lo peor". No detalla qué es lo peor. Nadie pide explicaciones de por qué se ha decidido alejar el barco. Ni quién. El acta no recoge que López-Sors comparta la información que diez minutos antes recibió del capitán marítimo, Ángel del Real. Este funcionario, según su relato, habló telefónicamente a las 9.30 con José Manuel Martínez Mayán, profesor de Náutica de la Universidad de A Coruña. Este experto desaconseja el trasvase de carga en las condiciones descritas por su interlocutor: escaso francobordo (apenas un metro), escora, rotura del forro exterior en estribor, vientos de 35 a 40 nudos y olas de seis a ocho metros. Posteriormente, aclararía que sólo se opuso al trasvase en alta mar y bajo tales condiciones, pero que él era partidario de llevar el barco a un puerto de abrigo. Del Real le pide un informe por escrito, que emitirá el 19 de noviembre, el día del hundimiento del Prestige.

A las 10.05, del Real consulta al práctico mayor del puerto de A Coruña, Evaristo Landeira. Este funcionario plantea objeciones al fondeo del petrolero en el puerto coruñés, pero se presta a introducirlo si le eximen por escrito de responsabilidad. A las 10.20, diez minutos antes del comienzo de la reunión del Cecop, Del Real traslada el resultado de sus consultas a López-Sors. Pero lo que no puede aportarle, porque aún no la tiene, es la información del inspector enviado por Fomento al petrolero para examinar su estado, lo que denomina en sus informes "valoración de la situación estructural del buque". Hasta ese momento, la única información que poseía Fomento del estado del petrolero, según el informe de López-Sors, era la llamada de socorro del petrolero (indicaba que iba a volcar), la posterior información del capitán "limitada en su fiabilidad" y la "información visual" de helicópteros y barcos participantes en el rescate.

Nadie fiable para Fomento ha pisado el petrolero para examinarlo. Pese a no contar con un examen preciso de los daños estructurales del barco, desde la tarde anterior ya ha ordenado el alejamiento del buque y lo ha ratificado esa mañana. El primer apunte de valoración del estado del petrolero se produce a las 12.05. A esa hora, Serafín Díaz, el inspector de Fomento enviado al Prestige telefonea al capitán marítimo y le da su primer parte: la escora ha mejorado notablemente (de 30% ha bajado a 8%), el motor sigue parado, las calderas apagadas y están fuera de servicio un grupo electrógeno y la bomba de lubricación. El casco presenta un gran boquete. Esta información se produce, presumiblemente, tras concluir la reunión de las 10.30 y antes de comenzar la siguiente, a las 13.00.