Portada ›› Vela ›› Solitarios y A2 ›› Vendée Globe. Ya están todos

Vendée Globe. Ya están todos

Vendée Globe. Ya están todos

Desde la apertura del Village de la Vendée Globe en Les Sables d'Olonne, el 15 de octubre, 28 de los 29 IMOCA han ocupado sus amarres en Port Olona. Sólo faltaba un barco: el TechnoFirst-faceOcean del francés Sébastien Destremau, que ha estado inmerso en una lucha contrarreloj debido a su rotura del mástil el pasado 31 de agosto

A las 10 de esta mañana la embarcación llegaba a Les Sables, y todos los IMOCA que participan en esta octava edición ya están listos para la salida, el domingo 6 de noviembre.



La pasión de Dídac Costa
El español Dídac Costa compite en un IMOCA que podría contar muchas anécdotas sobre navegar alrededor del mundo. El antiguo Kingfisher de Elle MacArthur fue botado en el año 2000. MacArthur terminó segunda en esa edición. Desde entonces este diseño de Owen-Clarke/Humphreys ha completado tres circunnavegaciones más consecutivas en la Barcelona World Race como Educación Sin Fronteras, Forum Maritim Catalá y la última en 2014-2015 logrando el cuarto puesto con Dídac y su co-patrón Aleix Gelabert.

Para el patrón catalán, estar en la línea de salida ha sido una carrera de larga distancia que comenzaba hace más de dos años, con una búsqueda de presupuesto que aún no ha terminado. Pero Costa, que trabaja como bombero en Cerdanyola (Barcelona), confía totalmente en su barco. Antes del próximo 6 de noviembre todavía tiene que hacer una guardia de 24 horas. Tras ella, una excedencia que puede llegar a durar dos años.

Dídac lo explica: “El jueves tengo que trabajar, mi último día: una guardia de 24 horas. Volveré a Les Sables el sábado o domingo por la mañana. Aprovecharé para coger alguna cosa que otra de ropa, preparar cosas de la comida... ¿Después? No lo sé, ¡tendré que trabajar en algo para pagar las facturas!”, sonríe. Contará con una excedencia: “En teoría puedo volver dentro de dos años, igual antes pero no está claro aún”.

Al igual que muchos patrones, su sueño de hacer la Vendée Globe viene de mucho tiempo atrás. “Tendría unos 12 años, mi padre seguía los proyectos de José Luis Ugarte y yo también. Leí un libro suyo acerca de la BOC Challenge [vuelta al mundo en solitario por etapas] y luego seguí su Vendée”.

En los concurridos pantalanes de Les Sables d'Olonne, en su amarre, no ha tenido tiempo de reflexionar acerca de la experiencia que está viviendo. Está demasiado ocupado para pensar en la dimensión de todo esto: “Vas de aquí para allá sin enterarte mucho de lo que pasa a tu alrededor porque vas con mucha prisa; cuando todo esto pase tendré más tiempo de pensarlo. Es impresionante el ambiente que hay”.

Y, al igual que con la guardia de 24 horas por cumplir, para el One Planet One Ocean hay mucho trabajo que hacer antes de la salida. No ha podido navegar mucho pero no le preocupa: “De una forma u otra saldré y haré la regata. Si tengo que llegar remando, llegaré remando. Hice la Barcelona World Race a dos con este barco, luego la calificación en el Mediterráneo, que fueron unas 1.500 millas. Después del ‘refit' navegamos unos cuatro o cinco para probar cosas, y luego la navegación hasta aquí. No he podido navegar más solo, pero es lo que hemos podido hacer. El barco está bien e intentaré ir lo más rápido posible”.

¿El trabajo de bombero puede asustar más que navegar en el Océano Sur? “Puede dar más miedo estar en un edificio en llamas, donde hay más cosas que no puedes controlar. En el barco pueden darse situaciones inesperadas pero, al mismo tiempo, puedes saber con antelación que podrían pasar. Así que incluso si es una situación difícil, como una rotura, sabes que puede suceder y sabrás las opciones que tienes para solucionarlo. En un incendio hay muchos más factores que no puedes controlar”.

Ha aprendido a querer a su respetado barco, que cuenta con un importante bagaje. “Sí que tengo una relación especial con el barco, sobre todo tras haber hecho la Barcelona World Race, una regata que disfruté mucho y acabamos muy contentos con él. Fue todo como un descubrimiento navegar por el Océano Sur con condiciones muy buenas para estos barcos, tiene mucho juego. Aunque es un barco antiguo pudimos ir rápido y ha sido básico para poder estar aquí ahora”.

Muy Rich Wilson
Wilson no oculta que quería estar en Les Sables d'Olonne el mayor tiempo posible para sentir la pasión con la que la gente vive aquí la regata, mucho más que en Estados Unidos, donde afirma no hay un evento deportivo que tenga tal apoyo y pasión del público.

“La gente que visita el pantalán sabe dónde están las islas Kerguelen. Saben en qué continente está Cabo de Hornos. Saben que la mitad de la flota no terminará la regata y que algún patrón podría no regresar a casa. Lo respetan. ¡Son tan alentadores! Y saben que, antes que nada, es una aventura humana. Es la mejor regata”, afirma Wilson.

“Una de las razones por las que trajimos aquí el barco en agosto era tener ese grado de conexión con el público francés. En agosto sólo había tres barcos aquí pero la gente bajaba al pantalán y me preguntaba qué estaba haciendo, se interesaban por el barco y mis planes. Para mí era esencial vivir esa interactuación. Escuchar ‘Bon Voyage', ‘Bon Courage'. Es muy emotivo y sólo lo vives aquí. Ese espíritu alrededor de la regata es aquí y sólo aquí”.