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Proyecto Kraken. Comienza la búsqueda del calamar gigante

Proyecto Kraken. Comienza la búsqueda del calamar gigante

El intento de grabar vivo al calamar gigante por primera vez en la Historia, es un reto científico y técnico que cuenta con el apoyo de instituciones como el CSIC. «Sabemos que está en la zona abisal del caladero de Carrandi, al norte de Gijón, un lugar conocido como el jurásico español », explica el biólogo Fernando González Sitges, director de la expedición Kraken.

Ni siquiera Neil Armstrong y sus acompañantes experimentaron las sensaciones que estos exploradores del siglo XXI están viviendo. Mientras que la NASA sabía con exactitud todo lo que sus astronautas se iban a encontrar en la Luna, ningún científico ha podido averiguar qué sucede en el fondo abisal, un hábitat más desconocido que la superficie de Marte. Quizá por eso Gracia no para de fumar. La nicotina aplaca sus nervios mientras González Sitges contempla, esbozando una sonrisa, el majestuoso carnaval de especies abisales que se arremolinan en torno a las 1.000 kilos de cebo orgánico que ellos mismos han soltado. Atraídos por la comida, ya han hecho su aparición anguilas pelícano, tiburones megamouth y peces víbora. Inauditos seres que, sin embargo, todavía no satisfacen a la expedición, un grupo de especialistas que sólo verá cumplida su misión cuando por fin aparezca la estrella invitada, su verdadero objetivo, el invertebrado más grande del reino animal.

Monstruos marinos.
A partir de mañana, González Sitges, Gracia y el resto de miembros que forman el Proyecto Kraken vivirán cotidianamente escenas similares a la descrita en la cabina de control calypso. Hoy zarpan desde su base de operaciones. Partirán hacia un punto del Cantábrico situado a pocas millas de la costa. Allí permanecerán más de dos semanas, esperando la llegada del Architeuthis o calamar gigante, un ser que hasta la fecha nunca ha sido visto con vida.

Con tentáculos de hasta 15 metros de longitud, ojos del tamaño de una sandía y 1.000 kilos de peso, esta legendaria especie sólo se ha podido observar muerta o moribunda, cuando algún ejemplar queda varado en la playa o fallece entre las redes de un pesquero al ascender en busca de alimento. Poco se sabe de la vida de estos cefalópodos que ya en el siglo XVI eran conocidos por los pescadores noruegos, cuando se referían a ellos con el sonoro nombre de Kraken (monstruo marino). Y así es como la productora española Transglobe Films (Mundos perdidos, Los últimos nómadas) ha querido bautizar al último gran intento de grabarlo vivo por primera vez en la Historia. «No será nada fácil», dice con cautela Joaquín Gracia, director técnico de la expedición. «National Geographic ha gastado millones de euros intentándolo, como cuando engancharon pequeñas cámaras en cachalotes vivos, una especie que se sabe ataca al calamar gigante. No lo consiguieron porque estos cetáceos frotaban sus cuerpos entre sí soltándose las cámaras, por no hablar de la oscuridad total que existe a más de 500 metros bajo el agua».

El lugar de la trampa ha sido estudiado hasta la saciedad por el equipo. «Sabemos que están en el Caladero de Carrandi, un emplazamiento conocido como el jurásico español», explica Fernando González Sitges, biólogo, aventurero y director de la campaña. «Allí es donde los pescadores han atrapado en los últimos años calamares de hasta 14 metros». Gracia también conoce a fondo la zona y sus posibilidades: «Las dificultades técnicas de grabar a una presión de 80 atmósferas sin luz son enormes, pero si el calamar gigante aparece, nuestras cámaras lo captarán», dice confiado.

Durante 12 días los abismos del caladero se convertirán en un decorado real que está a la altura de cualquier película de ciencia ficción. La única diferencia es que en Carrandi la realidad promete superar a la ficción. Más de un millón de euros ha invertido Transglobe en comprar, alquilar y diseñar un despliegue técnico sin precedentes para obtener la primera imagen de un Kraken en su entorno natural. La productora quiere ser la primera en llegar a la meta de una carrera científica y cinematográfica que empezó en 1996, cuando se apuntaron a ella competidores de la talla de la Smithsonian Institution de Washington. "Aunque no sólo puede aparecer el Kraken, es posible que descubramos otras especies desconocidas", afirma González Sitges consciente de que esas profundidades marinas son para el hombre la última frontera terráquea, un mundo tan hostil para la vida que estudiar al Architeuthis es tan importante para la Ciencia como si realmente se pudiese analizar al extraterrestre de la película Alien.

Para conseguir grabar al Kraken se colocarán tres boyas que acoten una zona triangular del océano. Debajo de cada una irá suspendida una cámara situada entre los 500 y 800 metros de profundidad.Cables de fibra óptica las conectarán a un equipo resguardado en la boya que, mientras almacena las grabaciones sin interrupción, enviará al buque oceanográfico Investigador todas las imágenes que los objetivos recojan a su alrededor. Una cuarta cámara con movimiento colgará del barco, igual que dos robots submarinos teledirigidos, el Hyball y el Sea Rover, similares a los que hace unos años mostraron al mundo los restos del naufragado Titanic.