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El misterio podría desvelarse dentro de poco

El misterio podría desvelarse dentro de poco más de una semana, cuando el equipo de científicos que se embarcó en el buque oceanográfico «Investigador» haya visionado las más de cien horas de filmación submarina que realizaron. Hasta el momento ya han podido ver el 40 por ciento y no hay rastro del cefalópodo, pero los investigadores que componían la expedición tienen más confianza que nunca en haber logrado su objetivo: obtener imágenes en vivo del mítico calamar gigante. Si durante mucho tiempo se creyó que era un animal producto de la imaginación de pescadores y marineros, hoy ya se sabe que su leyenda de monstruo marino reposa sobre la existencia de un animal real, los calamares de la especie Architeuthis dux. Sin embargo, jamás ha sido visto en su medio, entre los 400 y 1.500 metros de las profundidades marinas, sino sólo muerto, varado en las playas o medio moribundo tras quedar atrapado en las redes de los pesqueros.

A esta misión se lanzaron los veinte tripulantes que componían la llamada expedición «Kraken» -como le llamaban los pescadores noruegos, atemorizados por la presencia de este monstruo en sus aguas- el pasado 10 de septiembre, cuando partieron del puerto asturiano de Gijón rumbo al caladero de Carrandi, al noreste de Gijón, en el lugar conocido como «Pozo de la Vaca». Bajo el mando del coordinador del proyecto, el biólogo y cineasta Fernando González Sitges, y de su responsable científico, el biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, Ángel Guerra, se trata de la primera misión en Europa, la quinta del mundo, que se lanza a la aventura de filmar los calamares gigantes y de paso desvelar los misterios e incógnitas que aún se ocultan a sólo unos pocos centenares de metros bajo la superficie.

Armados con todos los avances tecnológicos a su alcance, embarcados en el buque Investigador, sin embargo la expedición no estuvo exenta de percances, toda vez que se trata de un medio hostil donde la presión es muy elevada y la oscuridad, absoluta. Para conseguir captar con los objetivos al mayor invertebrado del mundo, el barco arrastraba una cámara móvil por la zona circunscrita y se colocaron tres camáras submarinas que estaban conectadas a unas boyas fijas, situadas a una profundidad de entre 400 y 800 metros, por medio de un cable de fibra óptica. Además, se contó con la experiencia de expertos pescadores que prepararon cebos y reclamos de diversos tipos: gustativos, olfativos, luminosos, sonoros y químicos.

Avanzada tecnología
Las boyas esconden un equipo que va almacenando toda la grabación, al tiempo que emite la información a la cabina de control del barco. Sin embargo, tal como explica otro de los miembros de la expedición, Óscar Soriano, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, la emisión a la cabina de control no es por cable, por lo que se producen muchas interferencias. Precisamente, son estas interferencias las que no les han permitido observar desde la cabina del buque «Investigador» a uno de los seres más misteriosos de la naturaleza. Sin embargo confían en que su presencia haya quedado grabada en los equipos conectados a las cámaras.

Sus esperanzas son fundadas. Según explica Soriano, «sí vimos un calamar grande..., pero inmediatamente hubo interferencias». Si realmente era tan grande como para ser lo que estaban buscando -el calamar gigante puede llegar a tener 18 metros de longitud y alcanzar los mil kilogramos de peso- será el material filmado el que lo desvele.

«De lo que sí tenemos certeza -dice Soriano- es de que en la zona hay calamares gigantes». Aunque en aguas españolas ya se han capturado o bien han aparecido varados en algunas playas una veintena de estos cefalópodos (siempre hembras), en los días en que la expedición «Kraken» estaba embarcada fueron testigos de un hallazgo increíble: un calamar gigante macho había quedado atrapado entre las redes de un pesquero muy cerca de la zona de su investigación. Se trata del primer macho capturado en el Atlántico por debajo del paralelo 55 Norte, según explica Óscar Soriano, y el tercero capturado en el mundo. Medía 6 metros de longitud y pesaba 42 kilogramos, lo que ya apunta un claro dimorfismo sexual con las hembras, que pueden llegar a pesar una tonelada.

Con independencia de que se consigan o no las ansiadas imágenes del calamar gigante, la expedición está satisfecha con el trabajo realizado, pues se calcula que un 20 por ciento de las imágenes grabadas serán de especies desconocidas hasta el momento. Sea cual sea el resultado, la expedición quiere regresar el año próximo a las aguas del Cantábrico, y es que el caladero de Carrandi parece que puede esconder más secretos.