Portada ›› Mar, Pesca, Sub y Ecología ›› Ecología y Mar ›› Recopilatorio de las notas de prensa de masmar.com. Diciembre 2002 ›› El hidrocarburo del «Prestige» reposa sobre los lechos

El hidrocarburo del «Prestige» reposa sobre los lechos

Prestige_aldrey

Una inspección submarina corrobora que el fuel ha contaminado los fondos del mar.
El estudio confirma la advertencia lanzada por marineros y arrastreros días atrás.

Tanto los marineros de Porto do Son y Malpica como los arrastreros de Lugo y A Coruña tenían razón: el fuel vertido por el Prestige ha contaminado, además de rocas y arenales, también los fondos marinos de aquellas costas que resultaron afectadas por la marea negra. Así lo ha demostrado una inspección submarina efectuada anteayer en el litoral de Corrubedo por encargo de La Voz de Galicia.

Los resultados son tan evidentes como desesperanzadores. En los bajos conocidos como As Congreiras, los buzos comprobaron que sobre el lecho marino está presente el hidrocarburo en forma de pequeñas pelotas de entre tres y seis centímetros de diámetro. El material se encuentra bastante compactado y lleva incorporadas partículas de arena. La fuerza con la cual el mar bate el fondo en esta zona de Corrubedo ha actuado sobre los residuos, redondeándolos y llevándolos de un lado para otro.

Pero el petróleo no sólo está en el fondo. La tesis defendida tras el hundimiento del Prestige por los científicos que consultó este diario también es cierta: el hidrocarburo viaja entre aguas en un estado mucho más fluido, masa que tiende a deshacerse al tocarla.

El área inspeccionada está muy afectada por el mar de fondo y el oleaje, de ahí que el fuel aparezca fragmentado. Por ello su presencia es más preocupante, ya que hace pensar que, en zonas tranquilas, el chapapote podría cubrir el lecho marino de modo más extenso, pegándose a los arenales y a las áreas rocosas, y destruyendo toda la fauna que vive en estos hábitats.

La versión oficial

Las pruebas aportadas por los submarinistas contradicen la versión oficial de la Administración, que hasta ahora no ha estimado este peligro, pero coinciden con análisis como el de José Luis García Fierro, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Este experto ya había advertido de que el fuel, con una densidad prácticamente igual a la del agua, no flota en líquidos fríos, sino que tiende a hundirse. De hecho, los marineros de Porto do Son y Malpica recogieron, en días posteriores a la primera marea negra, sus nasas ennegrecidas.

El vertido por el Prestige es un tipo de hidrocarburo que se volatiliza muy poco: como máximo, sólo entre un 10 y un 15% del mismo puede convertirse en vapor. Además, en contacto con el agua, su volumen aumenta; al menos se duplica. Puesto que contiene componentes asfálticos en abundacia (13 de cada 100 partes, el doble que la carga del Erika ), se deposita fácilmente sobre los fondos marinos e impide que estos se oxigenen.

En la cadena alimentaria

Del mismo modo, al degradarse, las partículas tóxicas de este fuel terminan por impregnar a los organismos vivos que habitan el mar. De acuerdo con el modelo teórico, las toxinas se irían introduciendo progresivamente en la cadena alimentaria, desde el microplancton hasta los peces. A largo plazo, siempre en grandes concentraciones, podría producir efectos mutagénicos en la fauna, según Alain Baert, considerado una de las mayores autoridades francesas en esta materia.

El problema que causa el chapapote en el fondo se agudiza porque es muy difícil eliminarlo. Existen equipos especiales de succión que pueden utilizar submarinistas especializados, pero su eficacia resulta relativamente baja en vertidos de grandes dimensiones como el provocado por el Prestige . De ahí que la eliminación de los residuos sedimentados haya que confiarla casi por completo al poder autorregenerador del mar, que es mucho mayor en aguas de Galicia.

El tiempo que el hidrocarburo puede permanecer finalmente en el lecho marino es una incógnita todavía. Por término medio, según diversos estudios y especialistas, podría oscilar entre cuatro y cinco años.